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Reportaje:CICLISM0 | El futuro del pelotón

La modernidad era esto

La probable marcha de Valverde al Liberty ilustra la fragilidad de los equipos españoles

Carlos Arribas

No hace ni un mes la mayoría de los ciclistas profesionales vivían en una nube aunque muchos de ellos ni siquiera tuvieran un contrato para la próxima semana.

Cogían el teléfono, hablaban con los directores y ante la oferta que recibían no podían esconder su soberbia. "Cómo me ofreces esto", venían a decir cuando les hablaban de dinero. "Si me acaba de llamar este otro que me ofrece el doble y me han dicho que aquel de allá me daría el triple". Después de vivir unos meses agobiados por una crisis a la que no se veía el fondo -cuando ni Manolo Saiz ni José Miguel Echávarri parecía ser capaces de encontrar patrocinadores que heredaran los antiguos ONCE y Banesto-, llegó octubre y fue primavera. Echávarri presentó el patrocinio del Gobierno balear, Saiz el de la compañía de seguros estadounidense Liberty, se decía que la firma italiana Stayer montaría equipo con Beloki y sus amigos. Se presentaba el Saunier Duval, con ganas de fichar a todo lo que se moviera... Y el Kelme ofrecía billetes de todos los colores a los que dudaran. Más de uno se burló de los que hablaban de crisis y más de otro certificó que la crisis no había sido grave y que el ciclismo español salía fortalecido pese a la marcha de ONCE y Banesto.

El Kelme quedará convertido en una sombra de pálidos reflejos blancos, verdes y azules
"Valverde es totalmente incompatible con Casero. Si firma por el Kelme, replantearemos todo"

Ha llegado noviembre, invierno súbito, oscuridad, y los alegres profesionales de octubre meditan si no deberían haberse mordido la lengua un mes antes antes de exigir y amenazar. El Stayer, en realidad, no existía. Baleares y Liberty suplen a Banesto y ONCE pero con la mitad o menos del presupuesto que manejaban en otras temporadas. "Hay que apretarse el cinturón, chicos", es el mensaje que llega desde los directores. Beloki se suma a la fuga de talentos que ya había llevado esta temporada a Flecha, Mercado, Pecharromán o Sevilla a unirse a equipos extranjeros de la misma manera que otras temporadas lo habían hecho Heras, Astarloa, Freire o Sastre.

Y, como se sospechaba, resulta que el Kelme debe 800.000 euros a Hacienda, que no ha pagado los últimos meses a sus corredores y que, aunque él sí que ha cobrado, que Valverde se quiere ir. Y si se consuma lo que muchos creen inevitable, esto es, que Valverde, el gran y joven diamante del ciclismo español, termine corriendo en el Liberty las próximas temporadas, el Kelme, el equipo de los 24 años, quedará convertido en una sombra de pálidos reflejos blancos, verdes y azules.

Si la probable marcha de Valverde -23 años, subcampeón del mundo, tercero en la Vuelta, donde ganó dos etapas de montaña- al grupo de Manolo Saiz, quien, tras desistir de convertir a Beloki en un nuevo Armstrong, sueña con hacer del murciano un nuevo Jalabert, es un síntoma más de la debilidad estructural de los equipos españoles, la forma en que se puede producir el pase funciona como síntoma de la modernidad que tantos reclamaban para el ciclismo y que parece haber llegado. Así.

Si se cumple lo que todos prometen, el de Valverde será el primer traspaso de la historia del ciclismo español, la primera ocasión en que todas las partes implicadas, los equipos, el corredor, sus agentes, negocien en la misma mesa y lleguen, civilizadamente, a un acuerdo que deje a todos satisfechos. Sería una revolución tremenda en el comportamiento de un colectivo que consideraba casi cuestión de honor el no hacer ofrecimiento a un ciclista con contrato y llamaba robo a la marcha de un corredor a otro equipo tras la compra de su libertad. En la memoria están los casos de Blanco, Heras, Beloki... Y estará, en otro registro, el de Valverde. O no. Manuel Piñera (presidente del Liberty), Quiles y los agentes de Valverde han empezado a negociar, pero las fuerzas en la mesa no están lo que se puede decir equilibradas. Y la posición de Quiles está tan debilitada que ni siquiera podrá hacer valer la cláusula de rescisión del último contrato, de 2,5 millones de euros. "Y nosotros no tenemos tanto dinero", dicen en el Liberty. "Tenemos unos ahorrillos y creemos que lo podremos hacer por un millón de euros".

Mediada la Vuelta, Gorka Arrinda, el representante de Valverde, se desplazó a Valencia para cerrar el trato con Pepe Quiles, el patrón del Kelme: el mismo día que posó desnudo para Interviú, Valverde firmaba un contrato que le unía al equipo de Belda hasta 2007. En el contrato, según Arrinda, figura una cláusula con condiciones deportivas. Se estipula que Valverde tendrá por delante dos líderes y que repetirá, con calma, el calendario de 2003, sin Tour. "Y estas condiciones, con la marcha de Sevilla, no se dan", recuerda Arrinda. "Lo que nos obligará a renegociar el contrato los próximos días". Pero la clave es otra.

Mañana, martes, Kelme firmará un acuerdo de patrocinio con el Gobierno de la Comunidad Valenciana, quien, según algunas fuentes, exige la contrapartida de la contratación de Ángel Casero, ganador de la Vuelta de 2001 y militante del PP. "Y ahí está la clave", dice Arrinda. "Valverde es totalmente incompatible con Casero. Si Casero firma por el Kelme, nos lo replantearemos todo".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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