El patrón de crecimiento
Aunque hace mucho tiempo que los informes de las agencias internacionales dejaron de ser la única referencia de autoridad para conocer lo que pasa en la economía española, su lectura no ha perdido interés para quienes buscan contrastar diagnósticos y recomendaciones al respecto. No hay mucho lugar, ciertamente, para las divergencias, pero sí para la identificación de los ámbitos en que cada una de esos organismos ponen sus acentos y sitúan las prioridades de política económica. A todos ellos hay que suponerles un conocimiento suficiente de nuestra realidad económica, así como una diversidad de los interlocutores con los que sus misiones mantienen conversaciones cuando, con más o menos prisa, viajan a España.
La débil asignación de recursos a la inversión en equipo, tecnología o capital humano hace más vulnerable nuestro patrón de crecimiento
De las 16 conclusiones preliminares del informe del Fondo Monetario Internacional ( FMI) sobre la economía española, realizado de acuerdo con las exigencias del artículo IV de esa institución, conocido esta semana (http://www.imf.org/external/np/ms/2003/111803.htm), se ha prestado mucha atención en los medios de comunicación a las advertencias sobre el elevado endeudamiento de las familias y su relación con el crecimiento de los precios en el mercado inmobiliario. No es, como resulta obvio, el aspecto más novedoso de los contemplados en ese informe, ni del que se derivan las conclusiones más sugerentes. De hecho, el FMI justifica la intensa demanda de viviendas en España, el correspondiente ascenso en los precios y el endeudamiento de las familias, en factores fundamentales (demográficos, flujos inmigratorios, demanda de no residentes, etcétera), considerando dicho proceso como "un cambio natural hacia un nuevo entorno".
Lo que más llama la atención de ese informe es el grado de complacencia con que contempla la, sin embargo, reconocida como excesiva dependencia del crecimiento español de fuentes domésticas: la construcción y la demanda de las familias. Complacencia porque, según el FMI, sería la evolución adversa del entrono internacional el único factor que justificaría esa suerte de introspección del patrón de crecimiento de la economía española. Las pérdidas de competitividad derivadas del persistente diferencial de inflación frente a nuestros principales socios comerciales serían un mero efecto secundario de ese patrón si no fuera por la ausencia de inversión distinta a la construcción. A diferencia de otras instituciones multilaterales (la OCDE o la propia Comisión Europea), en las alusiones que hace el Fondo al patrón de crecimiento no se menciona ese escaso peso de la inversión, privada y pública, en equipo, tecnología o capital humano. Es precisamente la relativamente baja relación entre capital y trabajo de nuestra economía la que, además de explicar en gran medida el reducido ritmo de crecimiento de la productividad, asemeja la economía española en mayor medida a algunas emergentes que a aquellas capaces de competir internacionalmente, incluso con tipos de cambio adversos. Es, en definitiva, esa débil asignación de recursos a inversión la que hace más vulnerable nuestro patrón de crecimiento.
No debe ser la obligada brevedad con que han de ofrecerse las conclusiones preliminares del informe la que haya obligado a eludir rasgos esenciales del patrón de crecimiento de la economía española. El otro elemento que singulariza el informe del Fondo es la especial referencia, en gran medida descontextualizada, a las cajas de ahorro españolas, en su conclusión número quince. Tras el reconocimiento de su capacidad competitiva y su contribución a la estabilidad y dinamismo del sistema financiero español, saluda las modificaciones normativas recientes sobre las mismas comprendidas en la Ley Financiera. La perla del informe: la sugerencia a las autoridades de una "vigilancia" diferenciada sobre las mismas. Dada su particular estructura y objetivos "como entidades sin fines de lucro", se hace necesario mantener esa vigilancia especial "con el fin de evitar todas las apariencias -ya sean percibidas o reales- de influencia externa en la formación y el papel de los órganos de gobierno de las cajas". Como si las anomalías en la industria de servicios financieros con las que nos desayunamos todos los días, a uno y otro lado del Atlántico, no procedieran de entidades que supuestamente vigilan los mercados.
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