"Necesitaba fabular y ahora estoy encantado mintiendo"
Alfredo García Francés, bilbaíno de 54 años, es fundamentalmente fotógrafo; pero hace dos años, en una tarde de lluvia, descubrió que le gusta escribir. Miembro fundador de la agencia Cover Press y Premio Nacional de Periodismo en 1984, estuvo entre los adoquines en Mayo del 68 en París y en demasiadas guerras como las de Líbano, Kuwait o Kosovo. García Francés, responsable de la edición gráfica de EL PAÍS en Madrid, presentará la próxima semana su primera novela, El hidalgo segundón (Mileto Narrativa), aventuras e historia en torno al descubrimiento de América. Sevilla es uno de los personajes de esta historia que ha salido, en parte, de los legajos de su Archivo de Indias.
Pregunta. ¿Qué le impulsó a ponerse a escribir?
Respuesta. Yo nunca tuve la necesidad de escribir. Una lluviosa tarde de hace dos años mi mujer me dijo por qué no te sientas y escribes algo, aunque sea una novela (bromea).
P. ¿De verdad, dicho y hecho?
R. Bueno, también fue para devolverle el favor a un buen amigo, Alfredo Bryce Echenique, que me dedicó una de sus novelas y yo quería hacerle el mismo regalo.
P. Sorprende el tema...
R. Llevaba tiempo leyendo sobre el descubrimiento de América. Me quedé fascinado con los cronistas y, por otro lado, están mis fantasías de infancia. Mi abuela paterna, que era de Granada, me contaba que un Espinosa de la familia había viajado con Hernán Cortés y se lo habían comido los indios.
P. ¿Es ese pariente lejano el protagonista de su novela, Lucas Espinosa de los Monteros?
R. Sí, me contaban que había un tal Lucas que fue oídor en Panamá y llegó a lugarteniente. Mi familia tenía ciertas ínfulas. Recuerdo un día, con seis añitos, que mis tíos me llevaron a rezar a la catedral de Granada. Mi hermano y yo llegábamos de Bilbao y nos dijeron "vamos a rezar a tita Isabel y tito Fernando". Iban en serio, decían que tenían títulos nobiliarios pero que no podían pagar los derechos reales.
P. ¿Dónde entra Sevilla en la historia?
R. Don Lucas es un muchacho de un pueblecito de Burgos que busca fortuna en Sevilla sobre 1530. Es como un paleto en Nueva York. Se asombra cuando ve por primera vez un negro, se deslumbra ante los escotes de las damas, le da vértigo la magnificencia de la catedral.
P. Su novela es la primera de la trilogía El tiempo de las mariposas que continúa con El secreto del emperador y Bastardo real, ¿mantiene al protagonista?
R. Sí, los personajes aparecen en las tres. Está basada en hechos reales pero como los periodistas trabajamos siempre con la realidad me he dado cuenta de que necesitaba fabular y estoy encantado mintiendo.
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