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VISTO / OÍDO
Columna
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La nueva justicia social

Leo que el español está cada vez más endeudado, hay más morosos y que la mitad de las familias no llega a fin de mes. Me faltaría un dato: a qué fecha comienza el fin de mes. Conozco a quienes les comienza el día del cobro: ya tienen adelantos, deben todo, pagan y empiezan a endeudarse. Oigo que los beneficios de los bancos han aumentado más de un 16% y pienso que algo tendrá que ver una cosa con otra. El banquero que me lo explica me dice que no: la baja de tipos de interés ha ayudado a comprar lo inasequible, y ha favorecido a la banca porque ha tenido más clientes. Los que no pueden pagar son quienes no calculan sus posibilidades, no quieren pensar que sus empleos son efímeros, y sus ingresos sujetos a alzas y bajas. Cosa suya. También dice que los bancos son intermediarios entre quienes compran y quienes venden, y que sus beneficios son muy limitados en relación con los de los especuladores. A los cuales oigo que, como todo el mundo, venden al precio más alto que pueden mientras haya compradores. Luego, muchos no pueden pagar: pero eso es cosa de ellos, y de los bancos. ¿Por qué no alquilan las viviendas? Porque mucha gente paga sus fianzas, deposita uno o dos meses para garantía bancaria, y como ya no puede más, no paga el mes siguiente. No se les puede lanzar: las leyes están a su favor, les dejan pasar un año o dos sin pagar, cuando proceden al lanzamiento los vecinos se amotinan; y dejan al casero sin cobrar. Habrá que hacer nuevas leyes, dicen. Adecuadas al tiempo: modernas. Oigo discutir a compañeros sobre las compañías de seguros y medidas de discriminación, incluso la positiva de primar a las mujeres porque tienen menos accidentes y cuya longevidad es más alta.

La lógica es visible: las compañías de seguros no son obras de caridad, y quieren saber los riesgos para cobrar mayor prima a más riesgo. Todo empezó con la "ayuda mutua" de Kropotkin, cómo los partidos políticos empezaron a ser unidades de pobres para enfrentarse al dinero comprador de votos del rico. Los seguros eran las cajas de Socorros Mutuos, los Montepíos, las "igualas". Todos pagaban lo mismo; a veces en alguna caja según los ingresos, que se declaraban voluntariamente: las necesidades se cubrirían igualmente para todos, y si los jóvenes pagaban más y los viejos consumían más, ya los jóvenes llegarían a viejos y recuperarían. No hablo de regímenes izquierdistas: nunca los hubo. Hablo de regímenes de clases sociales, y las de abajo se defendían así. Franco ordenó ese caos: cerró las cajas, lo refundió todo en la Seguridad Social y funcionó relativamente bien. Ahora, la nueva justicia social trata de que lo administren las compañías de seguros, los bancos y que la Seguridad Social vaya desapareciendo. Todo para empresas con lucro, y para partidos en busca de poder. Una nueva gerencia del dinero.

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