El cambio del Senado
El congreso internacional sobre la Constitución concluye en Bilbao con una reflexión sobre su validez y sus retos
Roberto Blanco Valdés, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela, considera que hablar de la reforma del Senado ha dejado, en buena parte, de ser el debate de una idea para derivar en la controversia sobre un slogan: su transformación en Cámara de representación territorial. "Acaba perdiendo contenido y no se discute sobre qué problemas lleva aparejados", añade este constitucionalista, quien presentó ayer una ponencia sobre esta materia en el congreso.
Blanco cree, en cualquier caso, que es "inoportuno" abrir la espita de la reforma constitucional mientras esté sobre la mesa el desafío soberanista que ha planteado el lehendakari.
Y, "cuando se pudiera", la primera condición para cambiar la Cámara alta ha de ser un gran consenso, tanto partidario como territorial. En su opinión, el problema básico radica en que no es posible una reforma funcional del Senado que no lleve aparejada otra orgánica de su elección y composición. "Tendría que articularse además de forma que favoreciese la cohesión territorial", dice.
Así, propone hablar, por ejemplo, de si es preferible un modelo como el del Bundesrat alemán, "que rompería la tradición española", o un Senado representativo de las comunidades con funciones "muy distintas" al Congreso y una presencia, "que habría que ver cómo se articula", de los gobiernos regionales.
Del pacto a la reforma
"Veinticinco años de Constitución en este país, teniendo en cuenta nuestros antecedentes, es, sin duda, un hito histórico". Quizá la sola conmemoración de ese hecho que recuerda el profesor Miguel Ángel García Herrera, director del departamento de Derecho Constitucional de la UPV, hubiese dado sentido a una cita de constitucionalistas como la que ha acogido Bilbao entre el miércoles y ayer. Pero los presentes -más de un centenar de especialistas, de los que cerca de 40 presentaron ponencias- han hecho bastante más que congratularse.
El congreso internacional Constitución y democracia, organizado por la universidad pública, ha constatado en sus debates tanto la validez actual del pacto que dio origen a la Carta Magna hace dos décadas y media como la necesidad de hacer nuevas interpretaciones sobre ella y debatir, académica y políticamente, de su reforma.
"Hay cuestiones pendientes que obligan a una reflexión más seria y a un acuerdo, cuanto antes mejor, entre los grandes partidos", destaca el también catedrático de la UPV Javier Corcuera, coorganizador del cónclave junto a sus colegas García Herrera y Alberto López Basaguren. Corcuera plantea que es precisa una reflexión sobre el Estado autonómico, ya que "la situación es distinta que la que se dio en 1992 tras los últimos pactos, existe Europa, y una homogeneización de las competencias y una participación a unos niveles inimaginables hace diez años".
Las ponencias y debates, seguidos por numerosos alumnos de Derecho, han repasado también los problemas que se plantean en materia de derechos, organización democrática o participación.
García Herrera recalca que ha quedado "plenamente convalidada" en la cita la relevancia de la Carta Magna como factor que ha posibilitado la convivencia en España y "ha permitido un autogobierno desconocido y la configuración de Euskadi, por primera vez, como sujeto político". Pero un congreso académico, añade, "nunca es de mero elogio, sino de crítica. Ello significa que hay nuevos problemas y posiblemente hay que introducir reformas".
Lo autonómico, de nuevo
García Herrera reflexiona que, aunque está presente la discusión sobre nuevos derechos, la preocupación vuelve a centrarse en el Estado autonómico y la descentralización del poder. "Se ha consolidado un poder territorial fuerte que reclama una presencia dentro de la configuración constitucional, que debe ser atendida".
Los participantes han tenido también tiempo de hablar sobre el plan Ibarretxe, para coincidir en que supone un cambio constitucional total y diverger sobre el recurso presentado por el Gobierno central.
Tanto los organizadores como distintos ponentes destacan que el cónclave se haya celebrado en el País Vasco. "A nadie se nos escapa que tiene un especial significado", dice García Herrera.
"Sería injusto que sólo hubiera celebraciones de peñas de amigos o las eternas iniciativas ciudadanas, casi privadas". Corcuera recuerda la importancia que tiene "meter dentro de la vida cotidiana" de los vascos el hecho de reflexionar sobre la Carta Magna. De forma más expresiva, uno de los ponentes apuntaba que, de haberse celebrado el congreso hace unos años, en lugar de tener como marco uno de los principales hoteles de la capital vizcaína, "hubiésemos estado casi escondidos y rodeados de tipos con pancartas".
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