Patrimonio autoriza la entrada gratuita al Valle de los Caídos el 22-N

La Fundación Nacional Francisco Franco ha organizado una misa mañana, sábado, en memoria del dictador y del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. La misa se celebrará en la basílica del Valle de los Caídos. Los que acudan no tendrán que pagar entrada, porque Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de Presidencia, ha autorizado el acceso gratuito al recinto de personas y automóviles.

En Patrimonio Nacional, del que depende la gestión del monumento funerario, calculan que quizá asistan a la misa una media de 3.000 personas, dependiendo de la meteorología. De ser esa la cifra, los seguidores del dictador se ahorrarán más de 11.000 euros porque la entrada a la basílica cuesta 3,91.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, encargada de buscar a republicanos enterrados en las cunetas de media España, considera que permitir la entrada gratuita desde las dos de la tarde del sábado supone una segunda "subvención" del Gobierno a la Fundación Francisco Franco (ya recibe una del Ministerio de Cultura). El acto es "de carácter esencialmente espiritual y cristiano", según la definición de la página web de la citada fundación franquista.

Francisco Javier Peña, de Patrimonio Nacional, explicó ayer que se no se cobrará la entrada porque no se hace nunca cuando hay actos religiosos públicos en la basílica. "Todas las mañanas hay una misa a las 10.30; si alguien [no grupos] llega una hora antes a esa misa no se le cobra; pasadas las 11, el acceso ya es de pago", aseguró. El atasco que se produciría en la carretera M-600 con la llegada de los seguidores del general si se les cobra la entrada es la segunda razón que argumenta Patrimonio Nacional para franquear el paso al recinto desde las dos de la tarde, cuando la misa no se celebrará hasta las cinco de la tarde.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica está buscando documentos que puedan arrojar luz sobre republicanos asesinados y desaparecidos a los que se les desenterró de sus tumbas en varias provincias, sin que lo supiera la familia, para llevarlos a un nuevo enterramiento en el Valle de los Caídos. De esa forma, el régimen acreditaba que el monumento se había construido para todos los caídos en la guerra.