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Conmoción en Bertelsmann por las luchas internas en la fusión con Sony

Gert Schulte-Hillen dimite como presidente del consejo de vigilancia del grupo alemán

La proyectada fusión de la discográfica BMG con la rama musical de Sony ha sacado a la luz las luchas internas que atraviesa desde hace tiempo el grupo Bertelsmann y se ha cobrado su primera víctima en la persona de Gert Schulte-Hillen, presidente del consejo de vigilancia del grupo de comunicación alemán, matriz de BMG. Schulte-Hillen dimitió el miércoles por la noche debido a lo que Bertelsmann llamó "diferencias estratégicas" sobre el rumbo a seguir. La disputa ha sido la gota que rebasó el vaso por el cada vez mayor control de la familia Mohn sobre el grupo.

"Fin de una era", titulaban ayer medios de comunicación alemanes la salida de Schulte-Hillen, durante décadas uno de los más influyentes directivos de Bertelsmann, un grupo que, aparte de BMG, controla también marcas punteras en comunicación como Random House (libros), G+J (revistas) y RTL (televisión). A inicios de los años setenta, Schulte-Hillen comenzó su carrera en las imprentas ibéricas en Bertelsmann, y luego, entre 1981 y 2001, dirigió con gran éxito G+J. Desde noviembre de 2000 encabezaba simultáneamente el consejo de vigilancia de esta editora y el de la misma Bertelsmann. En Alemania, el consejo de vigilancia es el órgano que controla rutinariamente la actividad del consejo de administración y nombra a sus presidentes.

Al frente de este gremio, Schulte-Hillen tuvo que sancionar el año pasado la salida de Thomas Middelhoff de la presidencia del consejo de administración. Middelhoff, sustituido por Gunther Thielen, era y es un dinámico ejecutivo que visionaba un gigante internacional que debía aprovechar al máximo las sinergias entre sus distintas divisiones, invertir fuertemente en nuevas tecnologías y, sobre todo, salir a Bolsa.

Control familiar

Palabras más, palabras menos, todo lo contrario del modelo de empresa bajo control familiar durante décadas forjado por Reinhard Mohn, el empresario que reactivó lo que en aquel entonces tan sólo era una casa editorial a finales de la Segunda Guerra Mundial. Hoy día, el 75% de las participaciones de Bertelsmann está en manos de la familia Mohn (el restante 25% pertenece al holding belga Groupe Bruxelles Lambert, que las adquirió cuando aún estaban vigentes los planes de salir a Bolsa).

La sustitución de Middelhoff fue el primer aviso de que Reinhard Mohn pretende "revivir el exitoso modelo empresarial original", como él mismo declaró en público.

Acto seguido, muchos de los proyectos impulsados por Middelhoff fueron enterrados y el ahora dimisionario Schulte-Hillen alertó en una entrevista de que un "mayor peso de la familia" no evitaba que la dirección empresarial "tomase decisiones equivocadas". Si bien esta crítica contribuyó a que se limitaran internamente los derechos de voto de los Mohn, el tema de la influencia familiar sigue siendo una fuente de conflictos. Reinhard Mohn, de 82 años, ha transferido cada vez más poder a su esposa, Liz Mohn, que ha tenido frecuentes roces con muchos ejecutivos de la compañía.

Es ante este trasfondo como se ha de interpretar la salida de Schulte-Hillen y sus críticas (hasta ahora no aireadas en público) a la fusión de BMG con Sony Music. Bertelsmann aseguró ayer que seguirá adelante con sus planes de fusión, diseñados para crear junto a Sony una compañía que controlaría el 25,6% del mercado, y de esta manera sería el número dos mundial, por detrás de Universal Music.

La operación aún deberá ser aprobada por las autoridades de la competencia, que en el pasado ya vetaron dos proyectadas fusiones entre las tan sólo cinco grandes discográficas que existen en el mundo. En vista de las galopantes pérdidas causadas por las copias caseras y piratas, Bertelsmann confía que esta vez tanto en EE UU como en Europa logrará el visto bueno de las autoridades.

Despedida educada

"He pasado 34 años de mi vida profesional en Bertelsmann. Reinhard Mohn me dio libertades empresariales inimaginables para otros ejecutivos. Estoy agradecido por ello. Me marcho de común acuerdo y en buena sintonía". La cita es de Schulte-Hillen y fue comunicada ayer por el gabinete de prensa de Bertelsmann. En ella llama la atención la utilización del pretérito en lo que a las libertades empresariales se refiere. Por lo visto, Schulte-Hillen tenía la sensación de que, de un tiempo para acá, ya no contaba con suficiente margen de maniobra. Sobre todo las relaciones con el presidente de la compañía, Gunter Thielen, se fueron agriando paulatinamente.

Ya en marzo pasado, Thielen y la familia Mohn habían impuesto la salida de este directivo del consejo de vigilancia de G+J. Después, en primavera, Schulte-Hillen contribuyó a hacer fracasar la compra por parte de Bertelsmann de Times Warner Books, un proyecto impulsado por Thielen. Y, finalmente, su rechazo a la fusión de BMG y Sony Music, anunciada el pasado 6 de noviembre. Según The Wall Street Journal, la reacción de Thielen a las críticas de Schulte-Hillen fue aireada. En una carta lo acusó de cambiar continuamente su opinión a la hora de tomar decisiones importantes. Schulte-Hillen, al parecer, en un primer momento había aprobado la fusión.

Debido a la fuerte caída de los ingresos publicitarios y la continuada crisis de la industria musical, Bertelsmann ha registrado una caída de la facturación de 4.200 a 3.900 millones de euros entre el segundo y tercer trimestre del año, según se dio a conocer también el miércoles por la noche. En beneficios, el grupo ha sumado 162 millones de euros en los nueve primeros meses del año. El consejo de vigilancia será dirigido interinamente por Dieter Vogel, ex presidente de Thyssen.

Gert Schulte-Hillen, durante una comparecencia en marzo de 2002.
Gert Schulte-Hillen, durante una comparecencia en marzo de 2002.AP

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