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Más de 100 médicos franceses se solidarizan con el doctor que ayudó a morir a un tetrapléjico

Más de un centenar de médicos franceses han firmado una carta de solidaridad con su colega Frédéric Chaussoy, a quien un fiscal imputa el delito de "envenenamiento con premeditación" por haber ayudado activamente a morir al joven Vincent Humbert. Este muchacho, tetrapléjico, mudo y casi ciego, falleció el 26 de septiembre tras un intento de su madre de ayudarle a morir, acto del que finalmente se hizo responsable el doctor Chaussoy.

El llamamiento, que puede consultarse en Internet (www.appel-chaussoy.fr.st) pretende movilizar a la profesión médica contra el proceso abierto a su colega. Las investigaciones médico-legales han puesto de relieve que Vincent Humbert no murió sólo por la desconexión del respirador artificial, sino a causa de dos inyecciones de un barbitúrico (Nesdonal) y de cloruro de potasio, practicadas por el médico. El resultado fue el paro cardiaco.

"Frente a una situación sin salida, frente al sufrimiento de una familia", argumentan los firmantes de la carta, "el doctor Chaussoy decidió no continuar con los cuidados (médicos) y dar activamente la muerte, en una situación en la que cada uno de nosotros habría podido reaccionar del mismo modo".

Cuando se pensaba que la desconexión del respirador había sido la causa directa del fallecimiento, el presidente de la entidad corporativa de los médicos se mostró seguro de que el doctor incriminado había actuado de acuerdo con las normas de deontología. Una vez conocida la imputación del fiscal, el debate se ha vuelto más vivo. En el seno de la entidad que agrupa a los especialistas en reanimación ha surgido la iniciativa de solidarizarse específicamente con el doctor Chaussoy, por temor a que los órganos directivos de la corporación médica, comprensivos en un principio, le retiren finalmente su apoyo.

El delito imputado implica la cadena perpetua para el médico, en el supuesto de que se declare probado judicialmente. Marie Humbert, la madre del muchacho fallecido, ha sido acusada de un delito no tan grave, penado con cinco años de cárcel.

No había duda de la voluntad del muchacho, que había pedido "el derecho a morir" en una carta enviada al presidente de la República, Jacques Chirac.

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