Ortiz de Elguea expone por primera vez sus paisajes pintados del natural
El pintor muestra en Bilbao 35 obras de los últimos cuatro años
Carmelo Ortiz de Elguea (Aretxabaleta, 1944) presenta por primera vez al público sus paisajes pintados del natural, "los cuadros que pinto en el campo", como indicó ayer. El pintor alavés inauguró en Bilbao la muestra Paisajes de seducción, compuesta por 35 obras, 15 de ellas de gran formato, las terminadas en el taller, y 20 de mediano y pequeño formato. La exposición estará abierta hasta el 13 de diciembre.
Ortiz de Elguea acaba de finalizar una gran exposición antológica en Madrid, con 85 obras de gran formato, una muestra "importante" de la que espera "una repercusión a la larga". "Ha sido muy visitada" y "sólo por eso" al artista le ha dejado muy buen sabor de boca el proyecto. Ahora, regresa a las salas del País Vasco y expone en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao (Henao, 3) un total de 35 trabajos realizados en los últimos cuatro años.
La novedad, como él mismo la califica, radica en esta ocasión en que el pintor alavés se ha decidido a enseñar por primera vez los originales, los cuadros que pinta "del natural", de los que luego partirá el trabajo en el estudio. "Se trata de una obra que no he expuesto hasta ahora, piezas de 60 por 50, de 40 por 40, de pequeño y mediano formato, lo que llevo al campo para pintar los paisajes in situ", explicó Ortiz de Elguea, pocas horas antes de inaugurar la muestra.
Paisajes de seducción contiene lo que su título indica, la llamada del paisaje. La obra grande presenta el trabajo más elaborado, la transformación de ese paisaje a partir de la realidad y a través de las sensaciones del pintor. "Retrato lo que estoy viendo, pero cuando entro en el estudio lo traduzco, lo transformo, lo reinvento, y ese paisaje se vuelve más dramático, más vital, más oscuro, son sensaciones", indica el autor.
Las obras de menor tamaño descubren el primer trabajo del artista. "Tienen el valor de lo directo", comenta, pero no se trata de bocetos, sino de óleos, cuadros que realiza en el campo, en directo, ante esa naturaleza que siempre le ha arrastrado. Se suceden paisajes suaves y paisajes potentes, suelos terrosos y etéreos, tierras claras y oscuras, cielos azules y negros. "Utilizo de todo", confiesa el pintor. "Hay cuadros muy sutiles y cuadros densos, matéricos, según el tema, la tierra, la luz y la oscuridad"...
Para Ortiz de Elguea éste era el momento en que esos trabajos debían salir a la luz pública. "Me apetecía, quería verlos colgados en las paredes de una galería", afirma, aunque de esta manera se sienta más expuesto ante el visitante. "Es como buscar mi tripa, desnudarme, sacar el germen de toda esa obra que se ha expuesto antes en Madrid", señala, porque de los paisajes verdes, ocres y azules que sale a pintar surgen luego las poderosas pinceladas de las obras características de Ortiz de Elguea. El proceso por el que un paisaje llega a convertirse en otro pertenece aún al universo personal e íntimo que habita en el taller del pintor.
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