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ELECCIONES EN CATALUÑA

El electorado de Girona premia la renovación y castiga la continuidad

Llegan al Parlament la escritora Mercè Roca y el alcalde de Llagostera, Lluís Postigo

El sentido de los resultados electorales en Girona puede encarnarse en dos caras nuevas que llegarán al Parlament: la escritora Maria Mercè Roca (ERC) y Lluís Postigo (ICV), el alcalde de Llagostera, que en su campaña defendieron la necesidad de renovar la política y fomentar la implicación de la gente sencilla en las tareas de gobierno. Tanto PSC como CiU han sufrido un serio correctivo, aunque el partido nacionalista mantiene su superioridad con siete escaños que algunos militantes no dudaban ayer en calificar de "milagro".

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La elección de Lluís Postigo (Sant Gregori, 1967), un abogado bautizado como el Astérix de Les Gavarres por los medios de comunicación, es indisociable de su papel de resistente ante la polémica línea eléctrica que atravesó esta zona. Su encendida defensa de los intereses locales de Llagostera frente a la apisonadora gubernamental le hizo encarnar los valores políticos defendidos por el partido ecosocialista. Maria Mercè Roca (Portbou, 1958), por su lado, pone la imagen popular de una escritora de éxito como ejemplo para renovar a los políticos profesionales. En sus mítines, Roca, que ha entrado en listas de ERC a través de la plataforma de Pere Esteve, ha insistido en la necesidad de que la gente sencilla y humilde se implique en la política y evitar que ésta quede como un coto vedado a los arribistas.

La resaca electoral produjo ayer en Girona un silencio elocuente. Sólo un par de convocatorias para hoy -una de ERC y otra del socialista Joaquim Nadal- rompieron la jornada. La primera responde a la necesidad de vehicular la euforia de unos resultados que han permitido al partido republicano empatar a cuatro escaños con los socialistas -una posibilidad que ni las más optimistas expectativas de ERC se planteaban-, la segunda parece más bien obligada por la voluntad de mantener la dignidad política y dar la cara ante unos resultados ciertamente adversos.

Sólo uno de los partidos ha cumplido con creces con sus objetivos, ERC, mientras que CiU -pese a la sangría de votos hacia los republicanos- ha aguantado el golpe haciendo valer una implantación territorial indiscutible. El PSC ha obtenido en la circunscripción de Girona un total de 71.965 votos, una cifra muy similar a de las elecciones de 1995, a pesar del incremento de participación en esta última convocatoria. Los resultados indican que una buena parte de los votantes socialistas no se mueven por fidelidad a unas siglas, sino más bien a algunos políticos concretos. Sólo así se explica que en Olot, donde el socialista Sacrest arrasó en las pasadas municipales, el PSC se haya visto superado ahora por CiU y ERC. Tampoco en Girona el tirón de Nadal, alcalde durante 23 años, ha podido evitar que el 35,4% de los votos de 1999 -en coalición con ICV- se haya quedado en el 27,6%.

La insistencia de ICV en calificar de "éxito" la elección de Postigo se explica teniendo en cuenta las incógnitas abiertas al enfrentarse a solas al electorado tras abandonar el paraguas de la coalición socialista de los pasados comicios. Menos explicable resulta la alegría originada por la reelección de Alícia Sánchez-Camacho, la jefe de filas del PP, cuando las expectativas de un segundo diputado eran evidentes.

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