Pujol se retira invicto tras haber concurrido a seis elecciones

Las séptimas elecciones autonómicas cierran el ciclo político de las presidencias de Jordi Pujol. El inicio de esta etapa fue una victoria de Convergència i Unió (CiU) en 1980 por mayoría relativa, con el 27,7% de los votos y 10 escaños de ventaja sobre el segundo partido, el socialista. En aquel Parlamento había dos posibles mayorías de gobierno. Una, formada por CiU (43 escaños) más Unión de Centro Democrático (18) y Esquerra Republicana (14). Fue la que se impuso. La otra era la que hubieran podido formar el PSC (33 escaños) más el PSUC (25) y ERC (14).

Pujol logró cuajar la primera, que le sirvió de palanca para alcanzar una rotunda mayoría absoluta en la siguiente convocatoria. En las elecciones de 1984 logró el 46,6% de los votos y 72 escaños, cuatro por encima de la mayoría absoluta, situada en 68 diputados. Se mantuvo en esta cota en las elecciones de 1988 y de 1992, cuando obtuvo el 45,7% y el 46,2% de los votos, y 69 y 70 escaños, respectivamente. Fue la etapa dorada del pujolismo.

Las aplastantes mayorías absolutas duraron 11 años, hasta las elecciones de 1995. Aquel año comenzó un descenso que ya no se detendría. Con el 41% de los votos, Pujol logró 60 diputados y eso le obligó a buscar el apoyo de otro partido. En esa ocasión fue el Partido Popular (PP), heredero en parte de la UCD, que ya había sido uno de sus sostenes en la primera legislatura.

Menos votos, más escaños

En las siguientes elecciones, las de 1999, el descenso continuó y CiU recibió el 37,7% de los votos y 56 diputados. Situado otra vez como ganador pero por debajo de la mayoría absoluta, Pujol renovó su pacto con el PP, con el que ha logrado agotar la legislatura, aunque la aritmética parlamentaria le permitía también formar una mayoría con los diputados de CiU y ERC.

En esas elecciones de 1999, sin embargo, Pujol y CiU fueron superados en votos por Pasqual Maragall y la coalición del PSC-Ciutadans pel Canvi, que en las provincias de Tarragona, Lleida y Girona incluía también a Iniciativa per Catalunya-Verds. Los socialistas lograron el 37,9% de los votos, frente al 37,7% de CiU, pero Pujol logró tres escaños más que Maragall.

La prima en escaños que tienen las provincias de Lleida y Girona, en las que se impuso CiU, sobre la de Barcelona, en la que la primera fuerza fue ampliamente el PSC, dieron a CiU y a Pujol la que sería su última victoria y sus últimos cuatro años de gobierno. Pujol no ha reconocido nunca que fue superado en las urnas y ha hablado siempre de victoria tan ajustada como la binza de una cebolla ("el tel d'una ceba") y otras expresiones por el estilo. Pero, escarmentado, y pese a considerarse plenamente en condiciones físicas y mentales, no ha querido tentar la suerte y presentarse de nuevo a unas elecciones. Siempre dirá que se retiró invicto.