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Entrevista:LUCHO GARZÓN | Alcalde de Bogotá y líder de la izquierda colombiana

"No me interesa que le vaya mal a Uribe"

Luis Eduardo Garzón, el nuevo alcalde de Bogotá, es un hombre sencillo. Ni sus asesores de imagen han logrado que use corbata y deje a un lado su inseparable jersey de cuello largo. Y ha pedido que lo sigan llamando Lucho, como se le conoce con cariño. Odia la arrogancia, tanto de izquierda como de derecha.

De origen humilde, se educó en la escuela pública y sólo cursó tres años de Derecho. La mitad de sus 52 años los ha dedicado a la lucha sindical y fue miembro del comité central del Partido Comunista colombiano. Ya ha definido la prioridad de su gestión,que inicia el próximo 1 de enero. Trabajar por la "otra Bogotá", la de los pobres.

Su mensaje está lleno de llamadas a la reconciliación. "Mi único instrumento es la ironía, el humor negro, el sarcasmo", dice. Hasta sus más duros críticos en campaña electoral -los que invitaron a cerrarle el paso por comunista- están invitados a trabajar en su proyecto. Su apuesta a largo plazo es por la reconciliación de los extremos: "Le hemos dado un golpe a quienes consideran que la única vía en la vida es la violencia de derecha o de izquierda", afirma.

"No me gustan los autoritarismos ni de izquierda ni de derecha"

Su triunfo le llegó de la mano del Polo Democrático Independiente (PDI), un nuevo partido y un gran paraguas que cobija a la izquierda colombiana de todos los matices, tanto independientes como liberales. "Es una propuesta de centro-izquierda y el centro hay que afirmarlo", asegura.

Pregunta. Usted está frente a un gran reto: de su desempeño depende el futuro de la izquierda democrática colombiana. ¿Cuál es su mayor temor?

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Respuesta. La propia actitud de la izquierda. Hablo de la izquierda en general, que incluye también a sectores del Polo. Deben tener claro que en Bogotá ganamos gobierno, no poder. Necesitamos actitudes diferentes a las tradicionales de izquierda de descalificar al contrario. Tienen comportamientos propios del uribismo

[en referencia al presidente Álvaro Uribe, conservador] que tanto critican: son arrogantes. Éste es un proyecto colectivo. No estoy al servicio de un partido, sino de los bogotanos; pero no niego mi interés en que se desarrolle una propuesta política importante.

P. Como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ¿cree que va a tener más problemas con la izquierda sectaria que con la derecha?

R. Ya los tengo. Sectores sindicales de los maestros me negaron la solicitud de incluir tres niños más por curso al tiempo que se garantizaba mejorar las infraestructuras de las escuelas. ¡100.000 niños se van a quedar sin educar! Ya me están pasando pliegos de peticiones, ¡me están montando la revolución socialista! Voy a respetar plenamente los derechos de los trabajadores, pero esto significa respetar los derechos de los ciudadanos. Es un reto y los retos me crecen.

P. ¿Qué episodios han marcado ese talante?

R.Tengo tres referentes. Desde mi niñez me preguntaba: ¿dónde está mi papá? ¿Por qué tengo que estar en el cuarto de servicio? ¿Por qué el perro tiene mejores condiciones que yo?... Y crecí enormemente en la década de los ochenta [la época más dura del exterminio de la izquierda] por la lucha por la vida. Vi morir a mis amigos... Muchos optaron por la guerrilla, pues no vieron más alternativa; otros seguimos insistiendo. Y crecí también al pasar de la lucha sindical a la política. El reto más grande ahora es mostrar una alcaldía eficiente, sin corrupción. Habrá controles; el que robe, se irá... Si salimos bien, avanzaremos muchísimo en la cultura política de este país.

P. A usted se le identifica con Lula. ¿Cómo ve a los otros líderes de la nueva izquierda latinoamericana?

R. América Latina se mueve por varias izquierdas. A Evo Morales

[el líder cocalero boliviano] lo respeto mucho, pero no comparto su idea de que América Latina es el nuevo Vietnam; no trabajo sobre el holocausto. [El presidente venezolano Hugo] Chávez ha hecho cosas importantes, pero no me gustan los autoritarismos ni de izquierda ni de derecha. El mesianismo no es bueno. De Lula me gusta su sencillez, su espíritu conciliador, pero lo más importante de él es haber asumido el tema de América Latina.

P. ¿Cómo ve la cohabitación con el presidente Álvaro Uribe?

R. No me interesa que le vaya mal al presidente; me interesa que le vaya bien para que le vaya bien al país. Hay temas en los que tendremos discusiones muy fuertes con él: la política fiscal o el tratado de libre comercio con EE UU. No voy a cambiar en seguridad democrática [la política estrella de Uribe]; pero, ojo,mando un mensaje: la política nacional no puede terminar violentando los derechos humanos. Voy a mantener los códigos de Mockus (el alcalde saliente) de seguridad ciudadana, incluso parte de su equipo. El presidente, además, no puede seguir dejando de lado la inversión social. Si en junio del próximo año nos damos la mano porque los dos triunfamos en el plan de emergencia social en las zonas más pobres de Bogotá, perfecto.

P. ¿Se siente seguro?

R. Yo vivo con formol incorporado; es un perfume que llevo 20 años metido ahí. Si algo me pasa, la extrema izquierda dirá: murió valiente por culpa de la oligarquía; y a los que llaman oligarquía dirán: murió por la intolerancia de la izquierda... Seguiré trabajando por la reconciliación y asumo los riesgos. El que no asuma esto con decisión que no salga a la calle porque de pronto lo atropella un coche.

Luis Eduardo Garzón, alcalde electo de Bogotá.
Luis Eduardo Garzón, alcalde electo de Bogotá.MANUEL BLÁZQUEZ

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