Ellos y nosotros
Tony Kushner apareció con una comedia larga, coral y dura que se llamaba Ángeles en América (en España, Josep Maria Flotats hizo una gran creación). Pasó de la nada al Premio Pulitzer, sin perder su valentía y su decencia; acudió a una cena en la Casa Blanca con su novio y tuvo que explicar a grandes personalidades lo que significaba el triángulo rosa que llevaba como insignia. Le llaman "socialista", quizá como forma pudorosa de llamarle comunista, y no cesa de decir que "un presidente republicano, con un Congreso republicano, destruirán el país": lo están haciendo. Esta obra que se representa ahora en España, y que ha tenido su primera ocasión en Madrid, es la primera que estrenó, y encontró las consabidas dificultades. Es una metáfora, o una traslación de hechos: en los días de 1932 y 1933 había una responsabilidad moral -o al menos eso cree él- en el comportamiento de las personas en tiempos de represión.
Cuando Tony Kushner escribió esta obra, los "tiempos de represión" en Estados Unidos estaban muy lejos de ser lo que hoy; pero un homosexual judío como Kushner los notaba ya y los veía como síntoma de lo que iba a venir. El personaje del "presente teatral" que observa y relata las escenas de 70 años atrás (en el escenario Kiti Manver), en un exilio voluntario durante la época de Reagan, comenta, actualiza, saca las moralejas de lo sucedido en esa brillante habitación por donde entra, de momento, el diablo. Y luego, todo lo demás.
La dirección de Mulgrew reproduce lo original de la obra, y tiene velocidad, compresión y fuerza. La compañía aclara el texto suficientemente, aunque no le ayuda nada la sonoridad del teatro Albéniz.
Babelia
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