"Aquí, la derecha y la izquierda son pijas"

Ramón Rodríguez (Barcelona, 1978) es cámara y montador de imágenes. Pujol es parte de su paisaje vital desde pequeñito ("no lo puedo comparar", dice). En ese sentido, considera "necesario un cambio de vez en cuando, para que la gente como yo conozca un nuevo tipo de política". No está descontento del todo, empero, de la obra de Pujol ("puedo decir que he tenido cole gratis y Seguridad Social"), si bien le preocupa la resolución de otros problemas, como el de la vivienda ("si quiero irme a vivir con mi novia, tendré que hacerlo fuera de Barcelona"). Aparte de la cuestión de la vivienda, dice, quizá la más punzante sea "la de la inmigración, un fenómeno de hace no más de 10 años. Otros políticos saben mejor de qué va y pueden ofrecer propuestas".

El padre de Ramón es de origen gallego, y su madre, de Jaén. Le digo, por tanto, que los grandes desplazamientos a esta sociedad no son algo nuevo. Difiere: "Esta inmigración es de diferente cultura, vive de forma muy diferente, es un choque cultural, tiende al gueto". Aunque también pondera: "Mi padre vivía en L'Hospitalet, donde había mucho gallego, y mi madre en el Guinardó, donde había mucho andaluz". En aquellos tiempos, como ahora, "no se hizo nada para integrar a los inmigrantes. Se agruparon en aquellas especies de guetos para solucionarse problemas". "Quizá es eso lo que está pasando otra vez. En Vilapiscina, en bloques con aluminosis -sólo se cargaron una manzana, y porque se la tenían que cargar: iban a construir un ambulatorio-, viven dominicanos y cubanos". Aun así, en esta nueva emigración ve cosas no vistas anteriormente: "En mi barrio, hasta ahora nunca había habido asesinatos. Y me gustaría que a las tres de la madrugada no pusieran la música alta y que no se metieran con mi novia por la calle. Cuando te desplazas a otro país tendrías que ser más amable". Observa que este caos se debe a "la falta de una política de inmigración" y a "las inmobiliarias".

Hablamos de unas listas en cuyos números no prima el descendiente de desplazado, sino el pijo barcelonés, que define como lo contrario a su cultura y su formación, heredada de sus padres ("trabajé para pagarme los estudios; no porque mis padres no pudieran, sino por orgullo"). "Aquí, la derecha y la izquierda son pijas", afirma. Hipótesis: "Cuando estudiaba Sociología, mucha gente se pasaba a Políticas con la expectativa de ser funcionario. A la gente no le interesa la política. La política, entonces, la hacen las mismas familias en todos los partidos". Votará. Me enseña una chuleta que se ha hecho en un post-it, con las principales ideas programáticas de cada partido. "El partido que votaría es una mezcla de todo esto".