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Reportaje:ELECCIONES EN CATALUÑA | Balance de legislatura

Tiempo de promesas

Buena parte de las ofertas electorales de 1999 ha quedado pendiente de cumplimiento

Hace cuatro años CiU proponía en su programa electoral construir 30.000 plazas de guardería. No lo ha hecho. Los cálculos más optimistas sitúan la cifra en 9.300, y parte de ellas con ayuda municipal. Además, sólo el 38% correspondía a centros públicos. El resto era de centros privados. Pero es que hace cuatro años era el siglo pasado. La vista atrás sobre aquel tiempo muestra que ese cambio de siglo ha sido real y anímico y que hoy las cosas son distintas y las promesas también, aunque haya algunas que parezcan repetidas.

La lectura de los programas electorales de 1999, a toro pasado y sabiendo qué han hecho y dejado de hacer unos y otros entre aquella fecha y 2003, resulta educativa. Incluso los estilos eran otra cosa. En 1999, Esquerra no confiaba en modo alguno en llegar al Gobierno catalán. De ahí que pudiera permitirse lenguaje opositor y llamar al PSC y CiU "estómagos agradecidos". Estos tonos han desaparecido ahora de los programas de las cinco formaciones que aspiran con decisión a tener consejeros. Porque, por primera vez, ésa es la situación: no hay un solo partido que no cuente con posibilidades reales de coligarse con otros. Incluso el PP, tan negado, confía en reeditar el pacto de estos años en una situación más ventajosa para sus intereses.

Hace cuatro años, CiU propuso 30.000 plazas de guardería. Se han construido 9.300
Todos los partidos, salvo CiU, propusieron la reducción de las listas de espera

- Infraestructuras. Todos los partidos, salvo el PP, proponían el traspaso de la gestión del aeropuerto y su ampliación para convertirlo en transoceánico. La oposición llevó el asunto a la comisión de política territorial del Parlament y los socialistas lo plantearon también en el Congreso. Nada. Todos también, salvo el PP de nuevo, defendían el traspaso de Cercanías. No sólo siguen dependiendo de Fomento, sino que además han tenido una escasa inversión. Sólo en los últimos meses, y tras varios accidentes en la línea de Ripoll, Fomento ha decidido invertir en este tramo.

CiU sostenía, además, que lograría que obras dependientes del Gobierno central llegaran a buen término. No se ha terminado la autovía que desdobla la N-II entre Igualada y Cervera y no ha avanzado ni un milímetro la mejora de la misma carretera entre Tordera y Girona. Entre las que se han movido poco está la llegada del AVE a Barcelona. CiU citaba, además, poniendo la fecha de 2004, las estaciones de Sants, la Sagrera y el aeropuerto. Ni una piedra se ha movido en ninguna de ellas.

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Entre las promesas de CiU figuraba la de adaptar toda la línea férrea catalana al ancho europeo en un plazo de 12 años y ampliar a tres carriles la Ronda Litoral. Las dos promesas se han quedado en nada. La oposición no ha insistido en estos dos asuntos, quizá porque conoce su dificultad. En el primer caso, se trata de actuar sobre una infraestructuras que depende del Gobierno central. En el segundo está, además, la dificultad de saber cómo hacer esa obra porque entre la Zona Franca y la Vila Olímpica no hay espacio material, salvo que se realice una inversión más que cuantiosa. La oposición de izquierdas ha preferido, en toda la legislatura, reclamar inversiones en transporte público y dejar de lado las destinadas al vehículo privado.

- Sanidad. Todos los partidos de la oposición incluían en sus programas la reducción de las listas de espera, salvo CiU, que evitaba el asunto y, a lo sumo, reconocía problemas de demora en el proceso de diagnóstico, debido a la complejidad de los avances científicos. En consecuencia, no proponía reducir estas listas. No obstante, al terminar la legislatura el número de personas en lista de espera superaba las 30.000, con periodos de demora que alcanzaban los cuatro años en el caso de una prótesis de rodilla y un año y medio para una prótesis de cadera.

- Vivienda. Hace cuatro años, el panorama de la vivienda era diferente del actual. Se apuntaban los problemas, había empezado ya la escalada de precios al amparo de la bajada de tipos de interés, pero no se hablaba aún de burbuja inmobiliaria. En aquel contexto, las promesas de CiU se centraban en mejoras de la fiscalidad para los jóvenes, tanto en compra como en alquiler o rehabilitación. Una promesa que ha cumplido en lo relativo a la compra, aunque la oposición afirma que con cantidades irrisorias. El Incasol debía construir 500 viviendas anuales "fuertemente subvencionadas".

Frente a estas cifras, los socialistas proponían 48.000 viviendas sociales para familias con ingresos inferiores a 2,5 millones de pesetas (la moneda de entonces), la rehabilitación de 20.000 viviendas y la construcción de 6.000 viviendas más de alquiler para "jóvenes, personas mayores e inmigrantes".

La innovación de ERC de entonces ha sido estos días noticia por haberla adoptado (y rechazado casi de inmediato) el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón (PP). Los republicanos defendían el aumento progresivo "de la carga tributaria de las viviendas desocupadas hasta que los propietarios" se vieran "obligados a alquilarlas o venderlas".

ICV se movía, en cambio, en el lenguaje genérico (apoyo a la juventud y a los inmigrantes, erradicación del barraquismo y las viviendas con patologías) salvo en el porcentaje que hubiera cedido a los ayuntamientos, que cuantificaba en el 15%.

La propuesta del PP era la reducción fiscal, en sintonía con la defendida por CiU.

La oposición socialista intentó lograr la reprobación del consejero Felip Puig por haber presentado fuera de plazo el proyecto de ley de la vivienda.

- Enseñanza. La promesa más consistente eran las 30.000 plazas de CiU para guarderías. También proponía incluir la asignatura de ética para todos los estudiantes de ESO y bachillerato y consolidar el sistema mixto (centros públicos y privados). Socialistas, republicanos y ecosocialistas se contentaban con defender que las plazas de guardería debían ser la suficientes, sin especificar la cifra.

El PP incluía la defensa de una asignatura de historia y filosofía de la religión. ICV, en cambio, abría la puerta a revisar el sistema de conciertos con las escuelas privadas y toda la izquierda exigía un sistema unificado de matrículas en los niveles obligatorios para evitar que la inmigración se concentrara en los centros públicos. La media de inversión por habitante en educación ha sido en 2002 de 533 euros, la más baja de España, cuya media ascendía a 617 euros, y a gran distancia de la comunidad que más dedica, el País Vasco, con 797 euros, según datos sindicales.

- Tercera edad. Crear 7.000 plazas de residencias para ancianos era la propuesta de CiU. Sus dirigentes dicen haber llegado a las 6.000, aunque la oposición rebaja la cifra a 5.200. El resto de los partidos no daban cifras. El 61,68% de estas plazas se hallan en centros privados. El informe del Inserso correspondiente al año 2002 cuantifica los servicios de atención domiciliaria. En Cataluña la recibe el 1,30% de las personas mayores; es el porcentaje más bajo de España. El mayor lo tiene Extremadura, con el 4,8%.

- Agua. CiU ya defendía el trasvase del Ródano o del Ebro, mientras que ICV sostenía que ni lo uno ni lo otro, pero sobre todo rechazaba el del Ebro. El Plan Hidrológico Nacional no aparece citado en ninguno de los programas de entonces. La oposición ha intentado, sin éxito, lograr un plan director de campos de golf y un mapa eólico. Incluso presentó una moción para reprobar al entonces consejero de Medio Ambiente, Felip Puig. Lo salvaron de nuevo los votos del PP.

De reformas y continuidades

La reforma del Estatut apenas fue asunto de debate en 1999. La pedían ERC e ICV, mientras que el PSC y CiU se contentaban con una relectura y modificaciones constitucionales centradas en el Senado. Los socialistas insistieron más en el asunto de la ley electoral. Cuando el recuento dio más votos a Maragall que a Pujol pero la ley dispuso que tuvieran más escaños los nacionalistas, éstos atribuyeron las denuncias de Maragall a una pataleta, pero lo cierto es que la reforma del sistema electoral era uno de los puntos del programa. Y no sólo del de los socialistas. También la defendían, con modelos diferentes, ERC e ICV. El PP no mencionaba la cuestión y CiU sólo aceptaba "promover una ponencia" que la analizara.

Los intangibles (asuntos emocionales que no mejoran las condiciones de vida de la ciudadanía, pero tienen valor simbólico) eran especialmente defendidos por CiU y ERC. Así, la participación de las selecciones deportivas catalanas en competiciones internacionales. ICV, que también estaba a favor de este asunto, proponía un añadido en solitario: un impuesto sobre los fichajes y traspasos de los deportistas de élite. Lo recaudado se destinaría íntegramente a la promoción del deporte de base.

En materia lingüística, casi todos eran moderados y defendían la continuidad de la interpretación dominante de la normativa vigente. La excepción: ICV, que apostaba por el monolingüismo catalán, afirmando incluso que los derechos individuales debían subordinarse a la territorialidad y que en las relaciones entre las personas de habla catalana y las de habla no catalana tenía que emplearse el catalán. ICV proponía también sanciones para empresas no suficientemente catalanizadas

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