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Rodolfo Fogwill alerta de que el arte "puede convertirse en un instrumento de opresión"

El escritor argentino abre el Simposio de Narrativa Hispánica en El Puerto

El undécimo Simposio de Narrativa Hispánica, organizado por la Fundación Luis Goytisolo, arrancó ayer en El Puerto de Santa María (Cádiz) con la atención puesta en un elemento esencial: el personaje y su papel en la narrativa actual. Esta jornada inaugural contó con un invitado de excepción: el escritor y sociólogo argentino Rodolfo Fogwill (Buenos Aires, 1941), quien alertó de los riesgos de la literatura y el arte en general. "En este momento, el principal peligro es que puede convertirse en un instrumento de opresión", señaló.

Lúcido e incisivo, de cabeza rápida y verbo endiabladamente ágil, Rodolfo Enrique Fogwill es hoy una de las grandes plumas argentinas, si bien su introducción en España ha sido lenta y casi exenta de aparato promocional. Ajeno a todo boato, el escritor llegó a El Puerto de Santa María con la escopeta dialéctica cargada. Al abordar la cuestión del personaje, Fogwill aseveró que éste "es fundamental para que la obra no sea una porquería". "El personaje exige trabajo, pero antes exige capital. Y en el caso de la literatura, ese capital es el talento que el escritor tenga y lo que uno haya hecho con él a lo largo de su vida", afirmó.

Fogwill se dispuso a predicar con el ejemplo y expuso su propia experiencia: "Para mí no se trata de un esfuerzo técnico, es más bien una actitud, acumulada durante muchos años, que consiste en observar lo que pasa con los personajes en la literatura y reflexionar acerca de dónde quiere uno llegar con ésta", comentó.

Su relación con la escritura y la lectura, según afirmó, trasciende los límites del entretenimiento. "La literatura es uno de los reveladores o constructores de la verdad humana. Lo que quiero es que mi literatura sea, sobre todo, verdadera. Esto es lo que necesita el mundo para liberar todas las opresiones culturales y mediáticas que enmascaran las relaciones sociales", aseguró.

El bonaerense no cree que su condición de argentino condicione sus extremos de opinión. "Para mí, la situación de Argentina es similar a la de cualquier país del mundo sometido al imperialismo. A ustedes los lleva a la guerra, a nosotros nos llevó a la decadencia. Lo peor que podemos hacer es complicarnos con lo que demanda esta historia", dijo Fogwill, y a renglón seguido criticó la manipulación que sufre y ejerce a un tiempo la narrativa actual: "Si la literatura quiere utilizar los signos de la realidad -y me da igual si hablamos de narradores castristas o subversivos o lo que sea- para entenderse con un público dominado por la televisión y los medios de masas, va a llegar al mismo resultado que el mercader de libros que sólo aspira a vender", previno el escritor.

Ante un panorma pesimista, Fogwill esbozó una posible solución. "Hay que liberarse. En el momento que todos celebraban el fin de la Edad Media leyendo libros de caballerías, El Quijote fue liberador". ¿Quién está llamado a firmar El Quijote de esta nueva era? El escritor no duda en responder: "Ahora, cada uno de nosotros tiene que ser su propio Cervantes. Lo que no vale es dejar de ser Cervantes para ser un hijo de puta", apostilló.

El crítico Ignacio Echeverría, que asumió la presentación del escritor argentino, destacó de él "su relato visionario y alucinante de la guerra en la nueva era tecnológica", así como "el humor, el sentido lúdico, las innovaciones léxicas y el gesto vanguardista" que caracterizan su obra, "extrañamente errática y atrevida, a la vez intimidante, irritante y seductora".

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