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El grupo alemán Bayer desagrega su negocio químico tras registrar un desplome del 60% en sus beneficios

Tampoco éste será un buen ejercicio para la multinacional alemana Bayer, que ayer anunció pérdidas netas por 123 millones de euros para el tercer trimestre y una caída del 60%, hasta los 591 millones, de los beneficios acumulados en los nueve primeros meses del año. Estos resultados han forzado la segunda reestructuración del conglomerado en apenas dos años: Bayer, que cuenta con 117.300 empleados, ahora pretende disgregar en una nueva compañía que cotizará en Bolsa la casi totalidad de su negocio químico y parte de la producción de polímeros (plásticos), quedándose con las divisiones de agroquímica y farmacéutica.

La modalidad de la segregación aún no ha sido fijada (sobre la mesa está tanto una clásica salida a Bolsa como un canje de acciones, según reiteró ayer el presidente de Bayer, Werner Wenning), pero la nueva compañía deberá cotizar a inicios de 2005 y contar con cerca 20.000 trabajadores en 20 países. Hoy por hoy, su facturación sería de 5.600 millones de euros.

La separación de los negocios es complicada y requerirá tiempo, como demuestra el caso español, donde de ahora en adelante habrá empleados que trabajen tanto para la nueva compañía (denominada con el nombre de trabajo NewCo) como para la misma Bayer. De la futura empresa independiente formarán parte algunas líneas de producción de las plantas de Tarragona, Murcia, La Felguera (Asturias) y Vilassar (Barcelona).

Todo ello supone un viraje frente a la anterior estrategia de unir los cuatro grandes campos de actividad bajo un mismo techo, pero dista mucho de ser la solución radical solicitada por muchos analistas, que en su mayoría consideran que este tipo de compañías debería centrar sus esfuerzos en un solo sector.

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