Sobre el género policial

"En esta época tan caótica, hay algo que, humildemente, ha conservado las virtudes clásicas: el policial. Ya que no se entiende un policial sin principio, sin medio y sin fin.(...) Está salvando el orden en una época de desorden." (J. L. Borges)

Una de las muletillas más recurrentes del Gobierno para justificar según qué decisiones es afirmar que los datos no se discuten. Pero si los datos no se acomodan a la propaganda oficial se discuten, ¡vaya si se discuten! José María Aznar es un ilusionista de primera fila al que tanto le da mostrar al público las estadísticas que le benefician como ocultar las que le perjudican si con ello consigue el aplauso de la clientela. Su delegado en estas tierras valencianas, Juan Cotino, es fiel seguidor de esta escuela que basa sus éxitos en distraer la atención de los ciudadanos para generar falsas ilusiones.

Desde que regresó de Madrid, Cotino se ha mostrado como fiel seguidor del gran Houdini: Nada por aquí, nada por allá y -¡hale hop!- baja la inseguridad ciudadana. Puro ilusionismo, un trile matarile para incautos, porque los datos son los que son y los datos (doctrina Aznar para según qué cosas) no se discuten. Y la realidad es tozuda por más que se la quiera enmascarar. Ahí va.

La criminalidad creció un 20,1 % en el periodo 1996-2002. La tasa de criminalidad media se situó en 46,9 infracciones por cada mil habitantes. España es uno de los tres países de la Unión Europea (UE) en que más ha crecido la criminalidad. La criminalidad violenta se ha disparado y tenemos el triste récord de tasa de homicidios más alta de la UE. Según una respuesta parlamentaria del Gobierno: en España se sustrae un vehículo cada tres minutos y medio y la Comunidad Valenciana está entre las más afectadas.

- Principios. Ignorar la realidad y no asumir responsabilidades ha llevado al gobierno popular a, fracaso tras fracaso, planes ineficaces: Plan Policía 2000, Plan Focus...

Ni se reduce la criminalidad, ni se mejoran los servicios policiales, ni se rebaja la inseguridad, ni se aumenta la motivación de los funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

El Gobierno del PP para eludir su responsabilidad culpabiliza a los extranjeros, a los inmigrantes, a los jóvenes, a la justicia, a las leyes (que ellos han hecho y rehecho), a los países vecinos, a todos... Salvo a Bush. A ése no.

- Medios. El Gobierno del PP ha abandonado el servicio público de seguridad. Hoy, hay casi 10.000 policías menos que en 1996. Se ha reducido el porcentaje del PIB en seguridad pública y como consecuencia, menos y peores comisarías, recursos y equipamientos antiguos e insuficientes. Es decir, menos funcionarios de seguridad, peor equipados, mal pagados, mal coordinados, desmoralizados. Ésta es la realidad.

Se ha anunciado un aumento en las plantillas de las policías del Estado, pero con este incremento no se recuperará el número de policías que había en 1996 hasta aproximadamente el año 2010.

Mientras se erosiona la seguridad pública, se robustece la seguridad privada. El resultado es el incremento del negocio de la seguridad privada que ha aumentado espectacularmente en los últimos años: frente a los casi 10.000 vigilantes jurados de hace pocos años, hoy hay casi 100.000. La seguridad privada mueve un volumen de negocio de unos 1.200 millones de euros. El último dato es significativo: el número de vigilantes privados en los aeropuertos españoles se ha triplicado, de 502 ha pasado a 1.754; mientras que las policías del Estado han disminuido sus efectivos.

- Fines. Frente a este triste panorama, hay que plantearse la elaboración de una política de seguridad integrada, desde una perspectiva progresista. El cambio a una administración prestadora de servicios a la ciudadanía se ha de visualizar también al hablar de políticas de seguridad. La concepción de la seguridad tiene que ser un servicio público fundamentado en la libertades y en los derechos de los ciudadanos.

La complejidad de los fenómenos delictivos, la aparición de nuevos comportamientos y el impacto que tienen en la sociedad, obligan a elaborar un modelo de intervención pública que sea capaz de modular las respuestas institucionales y comunitarias (cívicas) a la seguridad/inseguridad desde una perspectiva de recuperación social porque la construcción de una sociedad tolerante, solidaria, participativa y corresponsable con las políticas públicas de seguridad es cosa de todos.

La seguridad es un bien común esencial para el desarrollo de nuestras ciudades sostenibles. Es, a la vez, signo y condición de la inclusión social, del acceso justo a bienes comunes como son la educación, la justicia, la salud, la calidad del medio ambiente. La seguridad es también políticas de prevención, de multiplicación de los servicios, de reducción de los riesgos. Políticas de transversalidad.

Lo hemos dicho muchas veces, queremos ciudades hospitalarias con todos los ciudadanos. Los problemas de la inmigración no pueden ser resueltos mediante la criminalización o el rechazo a la diversidad. Que se establezcan reglas claras de admisión y de residencia para los extranjeros. Combatir la inmigración clandestina, enfocando esta lucha contra las bandas organizadas que controlan el tráfico de seres humanos.

El género policial, como nos comenta E. Sabato, "siempre ha buscado la originalidad y la sorpresa. Una de las paradojas fue la de prescindir de la policía; quiero decir, la de reemplazar un cuerpo profesional ... por brillantes aficionados que descubren los enigmas más intrincados" (Heterodoxia, 1953)

No sé a que sesudo detective (Sherlock Holmes, Arsenio Lupin, Isidro Parodi, Phillip Marlowe, Lew Archer o Fray Guillermo de Baskerville ...), encargará el Partido Popular que solucione nuestros problemas de seguridad ciudadana. Jamás a Pepe Carvalho. En todo caso al Padre Brown y su paraguas.

Josep María Àngel es alcalde de L'Eliana.