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Reportaje:

Acoso a la prensa crítica en el Magreb

Se multiplican los juicios contra periodistas y los secuestros de diarios nacionales y pequeños semanarios

Lo sucedido a Alí Lmrabet, el periodista marroquí que cumple una condena de tres años de cárcel por publicar unas caricaturas consideradas como injuriosas para el rey Mohamed VI, no es un caso aislado. De finales de la primavera hasta este otoño la prensa del Magreb padece el acoso del poder incluso allí dónde la libertad de expresión había marcado puntos.

No sorprende que días antes de que se celebrase en Túnez, el 7 de noviembre, la toma del poder, hace 16 años, de Ben Alí, los diarios empezasen a ensalzar en sus portadas los "grandes logros" de su presidencia. En Túnez no hay ni un embrión de prensa independiente, y el último que intentó crearla, Zuhair Yahyaui, fundador del boletín electrónico Tunezine, fue condenado a dos años de cárcel por difusión de falsas noticias.

No hay nada extraño, tampoco, en que el Ministerio del Interior de otro régimen autoritario, el de Mauritania, diese tres semanas antes de las elecciones presidenciales del pasado viernes una nueva vuelta de tuerca contra la prensa crítica con el jefe del Estado, Maauiya Uld Taya, que quería ser reelegido. Sin justificación alguna suspendió la publicación del semanario francófono Calame. En septiembre había hecho otro tanto con el diario Essahifa.

Más desconcertante resulta el ensañamiento de la justicia marroquí contra dos semanarios en árabe de Ujda (este). El caso Lmrabet ha perjudicado ya la imagen aperturista de la monarquía marroquí como para que encima el fiscal del rey se empeñe en perseguir a publicaciones con escasa influencia. "Si los dignatarios marroquíes abogan, por un lado, por la modernidad, no dudan, por otro, en promover una represión acentuada contra la prensa", denuncia Robert Ménard de Reporteros Sin Fronteras.

El director, Mustafá Kachnini, y dos periodistas de Al Hayat al Magrebia fueron condenados, el lunes pasado, a penas de entre 18 y 24 meses de cárcel por un tribunal de Ujda por publicar, en mayo, una entrevista con Mohamed el Abbadi, un responsable de la organización islamista Justicia y Caridad, crítica con la monarquía pero opuesta a la violencia. Desde agosto, Mohamed el Hurd, director de As Shark, cumple una pena de tres años por abrir las columnas de su semanario local a otro islamista.

Incluso en Argelia, el país en el que la prensa disfruta de mayor libertad (hasta atreverse a pedir en sus portadas la dimisión del presidente Abdelaziz Buteflika), los periodistas se sienten amenazados por un jefe del Estado que, para ser reelegido en abril, estaría empeñado en acallar las críticas. En su discurso del martes pasado, Buteflika desmintió querer "inmiscuirse en los asuntos de la prensa".

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Ese mismo día Farid Alilat, director de Liberté, el mayor diario francófono de Argel, era condenado a cuatro meses de cárcel y una multa de 1.100 euros (la empresa editora del periódico abonará otros 23.000 euros) por "ofensa al jefe del Estado". Tres meses antes Liberté tituló en portada "¿Todos ladrones? ¡Explíquense!" para exigir a Buteflika y a su entorno que aclarasen las acusaciones del diario árabe El Jabar sobre el uso privado del patrimonio inmobiliario del Estado. Curiosamente, la fiscalía no denunció a El Jabar.

La pelea con Buteflika empezó en agosto cuando la imprenta del Estado conminó a seis diarios a que saldasen sus tres millones de euros de deudas. Dejaron de imprimirse unos días, hasta que reunieron los fondos. Los principales diarios argelinos, con la excepción de El Yum y Le Quotidien d'Oran, reaccionaron con 24 horas de huelga para denunciar "la persistente agresión contra la libertad de expresión".

El viejo partido único, que Alí Benflis ha renovado, tomó entonces posición manifestándose con una pancarta en la que se podía leer: "El Frente de Liberación Nacional apoya a la prensa frente al desprecio". Benflis, al que los periódicos tratan con simpatía, es el principal rival de Buteflika en las presidenciales de abril y desea a toda costa conservar el respaldo de los grandes rotativos.

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