"Nuestra economía depende en un 99% de Estados Unidos"
México es un gigante con pies de barro. El país latinoamericano, cuyo mercado posee un volumen de 550.000 millones de euros, se ha convertido en una plaza atractiva para los inversores que buscan los beneficios de la integración comercial con Estados Unidos y Canadá. Mientras tanto, la mitad de sus 100 millones de habitantes sobrevive en la pobreza, pendiente de una economía atada a la salud de EE UU. El presidente Vicente Fox, que hace tres años batió al Partido Revolucionario Institucional (PRI) con un rosario de promesas de equidad social, ha propuesto una serie de reformas fiscales para sacar al país del estanque. Sin embargo, la oposición ya ha dicho que no apoyará los cambios en el IVA, la médula de la propuesta de Fox. El ministro mexicano de Hacienda, Francisco Gil Díaz, visitó Madrid, invitado por el Instituto de Empresa, y dejó un puñado de impresiones sobre el presente de su país.
Pregunta. ¿Cree que el PRI apoyará su reforma fiscal?
Respuesta. Los líderes del PRI han dicho que van a colaborar. Avanzamos bastante en los últimos días y pensamos que la reforma fiscal estará lista antes de que termine noviembre. Incluirá una reducción de tipos y una ampliación de bases tributarias, todo ello con mayor recaudación. El PRI va a contribuir por interés político propio, no porque quiera ayudar al presidente Fox.
P. ¿Mantiene la previsión de un crecimiento del 3,5% para el año próximo?
R. Yo creo que con las reformas ese crecimiento puede ser más vigoroso. No me atrevo a ponerle números a esa posibilidad, porque cada vez que lo hago me equivoco, pero estoy seguro de que será mayor. En este aspecto, coincido plenamente con mi tocayo González [Francisco], del BBVA.
P. Hablando de bancos españoles, las entidades se quejan por la volatilidad del peso...
R. Deberían preocuparse también por la volatilidad del euro, del yen y de las monedas asiáticas. Una moneda flotante como el peso está sujeta naturalmente a moverse. Lo que debe ser motivo de preocupación es una moneda fija. Es paradójico, pero cuando la moneda es flotante hay muchísima menos especulación. Recientemente, el dólar se fue a 11 pesos con 30 centavos; y ahora regresó a 11. Los burros que compraron a 11 con 30 ya se llevaron su bañada [salieron trasquilados], y eso es lo bueno de la flotación: los especuladores pueden perder.
P. ¿Por qué México importa gas si es un país productor?
R. Somos importadores porque el gas natural de América del Norte se ha vuelto carísimo, debido a la declinación de la producción en los campos de EE UU y Canadá. Seguiremos siéndolo hasta que podamos explotar mejor nuestro gas. Para eso sirven los contratos con compañías privadas.
P. El convenio entre Pemex, la petrolera estatal, y Repsol YPF, fue criticado porque la ley prohibe el ingreso de capitales privados en las empresas públicas.
R. Esos contratos están bien sustentados jurídicamente. En el caso de Repsol, es un convenio de servicios múltiples que ha resistido todos los análisis jurídicos. Pemex va a seguir licitando contratos de esa naturaleza, porque existen vastas reservas de gas sin explotar.
P. ¿Hasta qué punto la economía mexicana depende del humor de EE UU?
R. Es una fatalidad, pero dependemos de EE UU nada más que en un 99%.
Si mira las estadísticas, verá que el 90% de nuestro comercio exterior depende de EE UU y que el 75% de la inversión extranjera proviene de ese país. Nos gustaría algo más diversificado, por eso estamos haciendo un esfuerzo para atraer inversión europea y asiática. De todos modos, no es posible pensar que la economía mexicana se va a desvincular de EE UU, porque es algo que no tiene remedio.
P. La reciente subida del producto interior bruto de EE UU es una buena noticia para México.
R. Ocurre que no dependemos del PIB americano, sino de su producción industrial, un sector que ha tardado muchísimo más en recuperarse.
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