Olivas, de nuevo
En su imparable marcha hasta alcanzar la despolitización de las cajas de ahorro y en clara sintonía con el Banco de España y las recomendaciones del vicepresidente primero del Gobierno de España, Rodrigo Rato, el PP valenciano fielmente secundado, aplaudido y jaleado por los representantes de la oposición -aún no he acabado de entender qué pintaba Joan Ribó en la foto con Castellano y Pla-, ha decidido colocar en la presidencia de Bancaja a un político de amplia trayectoria y mayor vocación: José Luis Olivas, ex de tantas cosas en la vida pública que sería insensato el pretender citarlas. Baste con decir que su último destino fue la presidencia de la Generalitat. Y valga, que ya es valer, como justificación de este tránsito de la política a las finanzas el argumento de un diputado nacional del PP: "José Luis tiene derecho a ser ex político". Claro, y los fontaneros, panaderos, economistas, abogados y demás gente de toda laya y condición. Con la pequeña diferencia que no tienen la fortuna de ser propuestos para presidir Bancaja para abandonar sus actuales puestos de trabajo.
Más allá de la contradicción que supone el querer alcanzar un objetivo, haciendo lo contrario de lo que se predica, el proceso ha dejado los suficientes indicios como para que haya quedado claro que Eduardo Zaplana se ha peleado con éxito por el fuero y por el huevo y que Francisco Camps no tiene quien le informe de por donde van los tiros. Ha sido de ver cómo el ministro de Trabajo soltaba carrete y cómo el presidente de la Generalitat se tragaba anzuelo, sedal y caña hasta quedar expuesto en plaza pública, resultado de la indigencia de su fontaneria. Algún día, o no, se sabrá qué provocó la renuncia de Julio de Miguel a seguir al frente de Bancaixa. Desde luego no fue la cuenta de resultados, ni su resistencia a seguir financiando ese pozo sin fondo que es Terra Mítica. Más bien parece que ha sido víctima de alguna práctica siciliana.
Regresa, de nuevo, José Luis Olivas y si nada lo impide el 15 de enero tomará posesión de la presidencia de Bancaixa. No le faltan condiciones al ex presidente de la Generalitat para ocupar con dignidad el cargo y resulta ilusorio pensar que seguirá una línea muy distinta a la actual en la caja valenciana; pero quienes defienden su candidatura afirmando que con él será posible la fusión con la CAM que vayan pensándose otra razón, y quienes crean que va a seguir los dicterios de Zaplana para debilitar a Camps, que se olviden. El cargo es para 6 años que tiene que pasar en Valencia, una ciudad en la que cada vez son más los que soportan peor las injerencias del ministro y se muestran partidarios de Camps.
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