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Reportaje:

Un 'cuerpo a cuerpo' nada guerrero

El Ejército de Tierra concluye su primer curso para corresponsales de guerra, en el que han participado 25 periodistas

"Tenemos que conocernos mejor. Pasamos demasiado tiempo juntos", aseguraba anteanoche un oficial piloto de helicópteros durante la penúltima jornada del primer curso de Corresponsales de Guerra que ha organizado la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, que concluyó ayer.

Veinticinco periodistas han participado en estas jornadas, en las que se abordaron, entre otros, asuntos como la información que proporcionan los militares sobre las operaciones que ejecutan en sus misiones en el extranjero; el estatuto jurídico del periodista; la organización operativa de las Fuerzas Armadas Españolas; topografía y lectura de planos y las medidas de autoprotección en zonas de conflicto.

Además de las explicaciones teóricas, los informadores realizaron prácticas para tratar de identificar y eludir el peligro que suponen las minas antipersona y anticarro, y para familiarizarse con los uniformes que se emplean ante un ataque nuclear, químico o bacteriológico (NBQ). Asimismo, se efectuaron prácticas de conducción de vehículos todoterreno y de utilización de los sistemas de localización GPS y vuelos, uno de ellos nocturno, en diferentes modelos de helicópteros (Chinook, Cougar y HU-10).

"Tenemos que conocernos mejor, pasamos demasiado tiempo juntos"

El Ejército de Tierra decidió llevar a la práctica este curso hace poco más de dos meses, aunque la idea ya se había esbozado antes. Desde que en 1992 el Gobierno decidió el primer despliegue masivo de uniformados en el extranjero (Bosnia), el abanico de destinos no ha cesado de ampliarse. El envío de tropas a Irak es, por el momento, el último capítulo de la participación de los militares españoles en misiones en el exterior. Pero a ese aumento de las operaciones castrenses fuera del territorio español ha ido acompañado de una creciente presencia de periodistas en zonas de guerra. La fluidez en las relaciones entre informadores y militares es, pues, ineludible. El cuerpo a cuerpo es permanente. Y no escasean los periodistas que agradecen la labor de los denominados "PIO", los militares responsables de difundir información en lugares calientes. "Es un esfuerzo por mejorar las relaciones", afirma uno de los oficiales que diseñaron el curso, quien añade, con la boca pequeña, que no es infrecuente que los responsables civiles del Ministerio de Defensa les prohíban dar una información que los uniformados no tendrían inconveniente en ofrecer. Pareciera que ahora los militares son menos reacios a la apertura que los civiles.

Se trata, en definitiva, de que periodistas y soldados que trabajan en zonas conflictivas se conozcan bien, y reconozcan también la labor de la contraparte.

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