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Reportaje:

"Queda detenido, mi teniente"

La policía arresta a un falso militar que seducía a mujeres a las que enamoraba a través de Internet y a las que luego robaba

F. Javier Barroso

"Queda detenido, mi teniente". La cara de sorpresa de Francisco Javier Hernán Carretón, de 32 años, un falso militar del Ejército de Tierra, era la palpable expresión de que su carrera delictiva había terminado. En su cuenta de delitos pendientes, constaba haber seducido al menos a 13 mujeres a través de los chats de Internet. Tras conocerlas en persona y colmarlas de regalos que ellas mismas pagaban -sin saberlo- con las tarjetas de crédito que él les robaba, las abandonaba sin despedirse. Este falso galán impresionaba a sus víctimas diciéndoles que pertenecía a los servicios de inteligencia (era espía) y que estaba destinado a Irak.

La carrera de Hernán se remonta a 2001, cuando se inició en Internet. Siempre entraba en chats para conocer a gente y elegía a las mismas víctimas: mujeres mayores de 40 años, solitarias, solventes económicamente y con una jornada laboral muy larga que le impidiera relacionarse con familiares o amigos.

"Usaba una dicción muy refinada y las engatusaba con hazañas bélicas inventadas"

Cuando captaba a sus víctimas, siempre actuaba de la misma manera. Primero mantenía una relación cibernética. Intercambiaba numerosos mensajes a través del correo electrónico. Hernán actuaba a través de un e-mail a su nombre que era toda una declaración de intenciones: hcheroe@hot-mail.com. Las mujeres recibían poesías de amor que el falso teniente copiaba de la Red.

Cuando ya había logrado la confianza de la mujer, concertaba la primera cita. Para impresionarla, acudía vestido de militar. Lucía hasta una medalla del Ejército, que había ganado por sus arriesgadas misiones. Toda esta puesta en escena hacía que casi todas las mujeres con las que quedaba cayeran rendidas a sus pies. Y eso que no era un adonis, según fuentes policiales. Mide 1,75 metros aproximadamente, con barba o perilla de varios días y complexión fuerte. "Utilizaba una dicción muy refinada y las engatusaba con sus hazañas bélicas. Era muy cariñoso y meloso, lo que provocaba la sensibilidad de las mujeres con las que contactaba", explica uno de los investigadores.

Las propias víctimas eran las que pagaban los regalos que recibían. Y para ello contaba con varias fórmulas. Una de ellas consistía en ir a los cajeros automáticos y recoger los recibos que tiraban los usuarios. Como en ellos consta el número de tarjeta de crédito, hacía compras telefónicas que cargaba a desconocidos. Por eso, las mujeres recibían flores nada más conocerlas. "Hay una empresa que envía flores a nivel nacional que ha recibido multitud de reclamaciones por culpa de este sujeto. Encargaba ramos para toda España y luego lo pagaban otros, que no sabían por qué les llegaban esos cargos en sus tarjetas", explican fuentes policiales. Otras veces arrasaba supuestamente buzones de la zona de Luchana (Chamberí) y se hacía con las tarjetas de terceras personas. También adquiría entradas para el cine o espectáculos por ese sistema.

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"No era una persona ambiciosa que robara a las mujeres todo el dinero. Sólo se dedicaba a vivir bien de ellas durante un tiempo y, cuando se cansaba o creía que le iban a descubrir, cambiaba de mujer. Siempre tenía tres o cuatro dispuestas", señalaron fuentes policiales. Éstas recuerdan como dejó abandonada a una mujer tras pasar un fin de semana con ella en un hotel de Almería. La arrebató sus tarjetas de crédito y unos 6.000 euros en joyas. "Siempre conseguía que las mujeres confiaran en él. Eso le permitía hacerse con los números secretos de sus tarjetas de crédito. Al cabo del tiempo, ellas se daban cuenta de que todos los regalos, cenas y espectáculos a los que habían sido invitadas por el teniente Hernán los habían pagado ellas mismas sin saberlo", añadieron fuentes de la investigación.

La voz de alarma saltó el pasado lunes 27 de octubre, cuando una mujer denunció que había sido estafada por Hernán. La víctima facilitó la descripción física y la forma en la que había contactado con ella. Entonces se pusieron a trabajar los agentes del Módulo Integral de Proximidad (MIP) C de la comisaría de Usera-Villaverde y los especialistas en nuevas tecnologías de la Comisaría General de Policía Judicial. Los investigadores pronto descubrieron que el supuesto delincuente se movía por Luchana: unos días antes había hecho dos compras casi seguidas en sendos establecimientos de esta zona.

Los policías vigilaron los lugares por donde, presumiblemente, paraba el sospechoso. Finalmente éste fue detenido el 30 de octubre, cuando se encontraba chateando por Internet en un locutorio de Luchana. "Queda detenido, mi teniente", dijo con sorna el policía. En ese momento el militar se dio cuenta de que se le había venido abajo todo su mundo de falsedades. Junto a él, había un petate en el que guardaba un uniforme de campaña, unas botas militares y las estrellas de un teniente del Ejército.

Hernán tenía denuncias pendientes por hechos similares en Almería, Barcelona o Huesca, entre otras. En Cuenca sedujo a una mujer de 27 años y le sustrajo 900 euros de la cuenta y otros 886 a su padre. En julio contactó con una víctima de Coslada a la que engañó diciendo que era piloto militar.

Su carrera no había parado. Ahora, había contactado con otra mujer, a la que había dicho que era periodista destinado en Irak. Hernán tenía ocho detenciones por casos similares y era reclamado por siete juzgados de toda España. Su peripecia ha acabado en la cárcel de Soto del Real.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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