El nuevo líder conservador británico pide al partido que se adapte al siglo XXI
Michael Howard fue el ministro más impopular del último Gobierno 'tory'
El nuevo líder del Partido Conservador, Michael Howard, hizo ayer un dramático llamamiento al conjunto del partido para que acepte que Gran Bretaña ha cambiado y se adapte al siglo XXI. "Nuestra tarea es volver a ser una alternativa de Gobierno creíble y atractiva, los conservadores del siglo XXI deben demostrar que entienden la Gran Bretaña del siglo XXI", proclamó horas después de ser coronado líder sin oposición. Las primeras encuestas señalan que también él, el ministro más impopular del último Gobierno tory, debe demostrar que ha cambiado.
Apenas una semana después de que Iain Duncan Smith fuera destituido como líder conservador por su grupo parlamentario, Michael Howard, judío de 62 años, fue proclamado nuevo líder sin oposición. Finalmente, su elección no será sometida a la ratificación directa de las bases del partido. La rapidez y unanimidad de su elección demuestra pragmatismo, pero es sobre todo señal de la precariedad en que se encuentra el partido a 18 meses de las elecciones generales. Howard no es un renovador, no es un recién llegado. Es un veterano que conoce bien las artimañas de la política británica y que sólo tiene un objetivo: preparar las elecciones, previstas para mayo de 2005. Seguramente, su única oportunidad de ser primer ministro.
Ayer, nada más ser elegido líder, mostró los dos grandes ejes de esa larga campaña electoral: convencer al electorado de que el Partido Conservador está ya en el siglo XXI y atacar al Gobierno en su punto más flaco, la reforma de los servicios públicos. Ésos fueron los dos grandes mensajes lanzados por Howard en su primera comparecencia como líder, en Putney, un elegante barrio residencial del suroeste de Londres de larga tradición tory, que desde 1997 ha caído en manos del Nuevo Laborismo.
Allí, Howard se refirió hasta tres veces al siglo XXI nada más empezar a hablar: "Quiero gobernar este partido desde el centro. Un partido unificado en torno a sus principios centrales. Nuestra tarea es poner esos principios al servicio de la Gran Bretaña del siglo XXI". "Estamos orgullosos de nuestra historia (...), pero tenemos que mirar hacia adelante, no hacia atrás", insistió. "Tenemos que entender cómo ha cambiado Gran Bretaña en los últimos 20 años. Tenemos que respetar las decisiones que la gente toma sobre cómo quiere vivir".
Howard ha empezado a dar señales de que él mismo ya está cambiando. En 1997, cuando los conservadores perdieron el poder, era el ministro más impopular del Gobierno. "Sé que no era un ministro del Interior popular y he aprendido mucho sobre eso", ha reconocido en una entrevista. Las primeras encuestas revelan que los británicos no han olvidado su imagen de político duro e intransigente, aunque le reconocen más talla de primer ministro que a Duncan Smith. La encuesta semanal de MORI para el diario The Independent revela una caída de tres puntos, al 32%, en la intención de voto para los tories desde que Howard se convirtió virtualmente en nuevo líder. Los liberales suben cuatro puntos (25%) y los laboristas se mantienen en un 38% que les daría su tercera mayoría absoluta.
El 37% de los electores ven a Howard como un político fiable y el 35% como alguien de poco fiar, un dato peor que el de su antecesor (48% se fían) pero mejor que el de Tony Blair: sólo un 35% le consideran fiable frente a un 58% que no. El 30% cree que está preparado para ser primer ministro y el 48% opina que no, un dato malo pero mucho mejor que la valoración que el público tiene de Duncan Smith (sólo el 16% cree que está preparado, frente al 67% que opina que no).
Howard dejó claro que las dificultades del Gobierno para reformar los servicios públicos centrarán sus críticas. "Somos la cuarta economía del mundo. Un país de primera clase con servicios de segunda clase", espetó ayer. Pero ratificó que "no vamos a prometer ninguna bajada de impuestos a menos que se apoye en ahorros de gasto público con la solidez de una roca". "No practicaremos el 'gasta hoy y paga mañana' de los laboristas. Seremos responsables custodios de las finanzas públicas", prometió.
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