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Columna
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Catalanas

Voy a detallar algunos datos e hipótesis que no dudo van a influir en muchos de los electores catalanes que vienen practicando el voto dual en sucesivas elecciones de diferente rango (abstención en las autonómicas, participación en las legislativas, notable diferencia en los votos de generales, locales y autonómicas de todos los partidos).

Por primera vez en el conjunto de las 7 citas electorales autonómicas, el PSC va por delante de CiU en intención de voto, que en la proyección en escaños supone una ligera ventaja que, no obstante, no le aproxima a una mayoría suficiente para gobernar en solitario, pues la mayor ventaja del PSC en circunscripciones donde el coste en votos del escaño es mayor (Barcelona y Tarragona) podría dar lugar a que con menos votos CiU obtenga los mismos diputados que el PSC (en el 99, con sólo dos décimas menos, obtuvo 6 más). Por eso es comprensible que alguna encuesta, otorgando mayor porcentaje al PSC pronostique empate entre socialista y convergentes.

En segundo lugar, y puesto que los dos deberían contar con el apoyo y/o la abstención de terceros para formar gobierno son las alternativas que se intuyen las que pueden motivar: a) un decantamiento final hacia uno u otro de los votantes indecisos fronterizos y estratégicos o, b) una transferencia del PSC hacia el refuerzo de alguno de los terceros por parte de votantes más a la izquierda (a IC) y más nacionalistas (a ERC), y de CiU a más nacionalista (a ERC) o menos (a PP). En el primer caso se busca reforzar el liderazgo partidista para la formación de un gobierno, en el segundo, el mensaje directo para su traducción en las coaliciones pertinentes. Con ello pues, se puede ilustrar el impacto de las coaliciones que se intuyen y los efectos que generan en votantes duales, fronterizos y estratégicos, que pueden sumar algo más del 10% de los que han de emitir su voto en las próximas autonómicas.

El votante de IC sabe que si la suma de escaños de PSC-ERC es mayor que la de CiU-PP difícilmente podría aspirar a decidir quien gobierna y cómo se ha de gobernar. Por su parte, el votante del PP sabe que sólo tiene una hipótesis para influir en el próximo gobierno: que no forme gobierno el PSC; por lo que su única opción es apoyar a CiU, sabiendo que sumar entre ambos, no los 68 diputados que cierren el paso a un gobierno que no desean sino un mayor número de diputados que PSC-ERC, es muy difícil.

ERC, que compite con PSC i CiU en un yacimiento de votantes básicamente fronterizos (y duales), apuesta simplemente por crecer. Para sus votantes no hay cálculo estratégico, sólo sumar el mayor número de votos para ser árbitros en las dos hipótesis fundamentales (gobierno PSC o CiU).

Los electores de CiU que en las legislativas votan PP, dada la perspectiva de un gobierno CiU-ERC, podrían reforzar al PP ante la hipótesis de una política de ruptura con respecto al hasta ahora rentable autonomismo realista de CiU; los electores de las legislativas del PSC que en las autonómicas votan o votaban CiU, preferirían continuar votando a CiU ante la hipótesis de un gobierno PSC-ERC-IC.

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Todo ello conduce a las siguientes paradojas: la intención de voto que ahora arroja una clara ventaja del PSC podría matizarse a la baja, mientras el PP mejoraría sus opciones a costa de CiU, CiU lo haría a costa de ERC y PSC, y, finalmente, IC, a costa del PSC, llegándose a unos resultados muy parecidos a 99. Lo que para CiU, sin Pujol, no estaría nada mal.

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