Un problema indecente
La huelga convocada por los sindicatos para hoy 5 de noviembre es una llamada de atención sobre la siniestralidad. Cerca de 200 trabajadores andaluces del sector fallecidos en los últimos cuatro años, es el exponente más descarnado e indecente.
Los fuertes ritmos de trabajo, la excesiva prolongación de la jornada, los compromisos de entrega de obras en fechas y plazos cada vez más ajustados y un relajamiento generalizado de la seguridad, son problemas que sumados a los ya estructurales como la necesidad de una formación y una cultura preventiva, una mayor implicación de la administración en la lucha contra el fraude y el incumplimiento de las condiciones contractuales de las empresas, o la propia subcontratación o la producción "a destajo" son los factores históricos que hemos de cambiar paulatinamente.
La huelga pretende llamar la atención también sobre los factores especulativos que provocan entre otras cosas la siniestralidad en la construcción y conseguir que se produzca la renovación del sector tan necesaria para paliar la precariedad .
La bajada de los tipos de intereses para la adquisición de una vivienda no deja de ser un mero espejismo ya que es absorbida por la burbuja inmobiliaria existente en la actualidad y que no responde a otra cosa que al encarecimiento irracional en el precio de la vivienda y el consiguiente endeudamiento de las familias a 25 o 30 años.
También esta situación supone un freno a los jóvenes en su camino a la emancipación ya que en algunos puntos del país, el esfuerzo en la adquisición de vivienda supera el 50% del salario bruto mensual de un trabajador y los estudios realizados hasta la presente aconsejan no supere el 33%.
La facilidad para defraudar a la Hacienda Pública, a la Seguridad Social, para generar negocios sin declarar en economía sumergida o la total impunidad incluso para torcer la voluntad mayoritaria de los ciudadanos tal es el caso reciente de Madrid, hace de la construcción, el sector más atractivo para el advenimiento de gentes sin escrúpulos de las más diversas procedencias incluida las mafiosas, con el único objeto de blanquear sus dineros negros envileciendo así, el noble oficio y arte de la construcción.
Sobran piratas, mafiosos, especuladores, intermediarios de mano de obra e insensatos buscavidas.
La construcción, debido fundamentalmente a la globalización de la economía, tendrá que experimentar un cambio sustancial en cuanto a la composición de las empresas. El desarrollo de la especialización llevará a un concepto mucho más industrial del sector, y la necesidad de competir en base a la calidad de las obras, que actualmente deja mucho que desear, requerirá de un espectro de empresas medianas y pequeñas sólidas, estables, de una gran versatilidad para asumir los cambios y por tanto entre otras cosas, requerirá tener plantillas de empleados con una gran formación y una gran profesionalidad estos factores, por supuesto, no lo da la precariedad.
Hasta ahora, el incremento de la productividad en la construcción se viene dando por la vía de la precariedad impuesta, principalmente, a través del sistema de trabajo a destajo.
Esa precariedad tiene una primera incidencia incuestionable sobre la salud y la seguridad de los trabajadores, haciendo del sector, el de mayor índice de accidentes sobre el resto de los sectores.
Lo contrario nos va a conducir en un plazo no mayor de 15 años, a una deficiente regeneración de la mano de obra y la consiguiente descualificación profesional de la misma. Incidiendo a su vez en una directa disminución de la competitividad de la construcción en su conjunto.
Antonio Rodríguez Bustamante es secretario general de FECOMA-CC.OO de Andalucía
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