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Reportaje:MARTÍN DE RADA | AVENTUREROS Y VIAJEROS

Animador de la conquista de China

Los primeros misioneros europeos que llegaron al archipiélago filipino contemplaron aquellas islas como la puerta que se abría, prometedora y desafiante, a los legendarios, ubérrimos y civilizados reinos de China y Japón, de la misma manera que previamente las Antillas habían servido como base de operaciones para la evangelización y conquista de América. El agustino navarro Martín de Rada fue el primero en formular de manera expresa un proyecto para la conquista de China, en una carta dirigida a Felipe II fechada en julio de 1569. En ella insiste en la propuesta de dotar a las Filipinas de una adecuada fuerza naval y explicita la inicial concepción del archipiélago asiático como un punto de partida para la conquista del Celeste Imperio.

Son destacables también las sintéticas, pero recurrentes noticias sobre las características más relevantes de la civilización china: grandeza, orden, desarrollo urbano y ausencia de belicismo, que reproducen los tópicos forjados por los viajeros, embajadores y prisioneros portugueses durante los primeros decenios del siglo XVI. En cierto documento se observa asimismo una nueva mentalidad del proverbial optimismo de los conquistadores hispanos, que se sentían invencibles.

Esta mentalidad hacía imaginar apoderarse del continente "a la mexicana", con tan sólo un escaso puñado de hombres. "Es tierra muy larga, rica y de gran policía , que tiene ciudades, fuertes y muradas muy mayores que las de Europa (...) , aunque la gente de China no es nada belicosa (..) y mediante Dios, fácilmente y con no mucha gente, serán sujetados".

Además de las misivas y relaciones que Martín de Rada envió a la corte, al Virreinato de Nueva España o bien a sus superiores religiosos, el pamplonés dio a la imprenta un Arte y Vocabulario de la lengua cebuana y se le atribuye también -quizá de manera infundada- un Arte y Vocabulario de la lengua china. Su formación para la época era muy estimable, pues había sido alumno en las universidades de Salamanca y París.

A partir de las experiencias y percepciones recogidas durante su embajada a China de 1575, Rada escribió una memoria titulada Relación verdadera del reyno de Taibin, por otro nombre China, y del viage que a él hizo el muy reverendo padre fray Martín de Rada, provincial que fue del orden de San Agustín, que lo vio y anduvo, en la provincia de Hocquien. La embajada (con fines religiosos y comerciales) fue enviada por el gobernador vasco Guido de Labezares y estaba compuesta por los religiosos Rada y Jerónimo Marín, junto con un grupo de soldados y encomenderos encabezados por Miguel de Loarca y Pedro Sarmiento.

Consta que Martín de Rada destacó como defensor de los derechos de los indígenas ante los abusos de varios encomenderos y alcaldes mayores. Esta faceta le valió el apodo de El Las Casas de Filipinas, denominación que también le fue aplicada al primer obispo de Manila, el dominico alavés Domingo de Salazar.

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Más de cien libros chinos

Martín de Rada nació en Pamplona el 20 de julio de 1533. En agosto de 1553 ingresó en el convento salmantino de la orden de San Agustín. Se trasladó a Nueva España antes de 1563. Andrés de Urdaneta le incluyó entre los agustinos encargados de incorporarse a la expedición que partió hacia Filipinas en 1564.

Ya en el archipiélago asiático, el misionero navarro destacó por su defensa de los indígenas ante los abusos de los encomenderos y por su interés por la evangelización del Celeste Imperio.

Formó parte destacada de la expedición que por primera vez se adentró en territorio chino en 1575. La embajada partió de Manila el 12 de junio. Permaneció tres meses por diferentes lugares de la provincia de Fujian, en la zona de la bahía de Zhongzuosuo (Amoy), Guanzhou, Xhinhua y Fuzhou. Regresó a la capital filipina a finales de octubre con más de cien libros chinos y con una promesa de concesión de un enclave estable para los españoles, a manera de recompensa por la captura del corsario Lin Feng (Limahon).

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