LOS TRES ARQUITECTOS DEL MUSEO
PICASSO FUE UN PINTOR que nació en una periferia, en Málaga, y terminó desplazándose al centro de la época, a París, para desarrollarse al máximo como artista. Curiosamente, Picasso nunca le encargó su casa o estudio a ningún arquitecto contemporáneo suyo, sino que fue su preferencia el okupar durante sus veraneos hermosas casas palacio del sur de Francia, como La Californie, el Château de Vauvenargues o Notre Dame de Vie, como si fuesen grandes cuartos de niños para llenarlos con sus juguetes.
Los arquitectos que le han proyectado y levantado a Picasso su Museo de Málaga han sido tres. Un neoyorquino y una pareja de arquitectos malagueños, como Picasso. ¿Acaso en nuestra época los centros comienzan a confundirse con las periferias? Lo cierto es que, en el mundo de la globalización, las ideas, los conceptos y las noticias le llegan igual de rápido al que vive en la Quinta Avenida que al que vive en la calle de Larios.
Richard Gluckman es un arquitecto curtido en las galerías y centros de arte de Nueva York (Gagosian, Mary Boone, Paula Cooper o Dia Center for the Arts). Experto en crear espacios libres y despojados para el arte, e identificado con artistas como Dan Flavin o Richard Serra, es autor, entre otros, del proyecto de ampliación del Museo Whitney de Nueva York y del museo de Andy Warhol en su ciudad natal, Pittsburgh. Warhol es otro de los grandes artistas plásticos del siglo XX, cuyo espacio tótem sería un loft, The Factory, con sus paredes de papel de aluminio y sus fiestas creativas.
Isabel Cámara y Rafael Martín Delgado son dos arquitectos malagueños que se formaron en la Escuela de Arquitectura de Madrid en los tiempos de Sáenz de Oiza. Han desarrollado una fructífera carrera en Málaga que incluye la rehabilitación de edificios como la Alcazaba, el Teatro Romano y el barroco Palacio Episcopal como centro de exposiciones temporales de la Junta de Andalucía. Y es en este último donde comienza la colaboración entre los tres arquitectos (1990), que se continúa con otro magnífico proyecto para la rehabilitación de las Atarazanas de Sevilla como Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (1995), que al final no se llevó a cabo.
El fruto más reciente de esta mestiza relación es el Museo Picasso de Málaga. Un lugar en el que han sabido hilar finamente dos arquitecturas bien distintas, estableciendo paralelismos espaciales y contrastes de luz, texturas y recorridos. Un lugar en el que existe un antiguo palacio del sur de España, donde pasará los veranos y los inviernos la colección permanente, que Picasso, probablemente, hubiera colocado desordenada y libre. Pero también un lugar donde en los espacios de carácter neutro que conforman las nuevas salas podrán desarrollarse innumerables fiestas, que serán las exposiciones temporales; de tal manera que, con la mezcla de espacios, la cultura y el arte palpiten con fuerza en esta luminosa periferia, o centro, del siglo XXI que se llama Málaga.
- Juan Gavilanes es arquitecto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.