Teólogo de la libertad
LIBERTAD CONQUISTADA
Hans Küng
Traducción de Daniel
Romero
Trotta. Madrid, 2003
619 páginas. 36 euros
El hilo conductor de los recuerdos de Küng es la libertad, palabra que se encuentra en los enunciados de los nueve capítulos de su voluminosa obra. Se refiere a la libertad -conquistada y regalada- como hombre frente a dictaduras y caudillismos políticos, como cristiano frente a las ataduras clericales desviadas del evangelio y como teólogo frente a las manipulaciones del "sistema romano", especialmente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la que mantiene un contencioso interminable.
La formación humanista, religiosa y teológica de Küng, persona excepcional en un momento excepcional, fue rigurosa y sólida. Nacido en Sursee (Suiza), fue a Roma con 20 años, donde estudió en la Universidad Gregoriana de los jesuitas durante siete cursos. Dos años estuvo en la Sorbona de París para doctorarse brillantemente, en 1958, con una tesis sobre la "justificación del pecador" en la teología protestante del suizo Karl Barth y en la doctrina católica, que desató un inusitado interés ecuménico. Con 31 años fue llamado por la Facultad de Teología de Tubinga a regentar la cátedra de teología fundamental, que se ocupa de las bases de la fe. Justamente entonces anunció el papa Juan XXIII el Concilio Vaticano II. En Tubinga convivió durante tres años fraternalmente con Ratzinger, su actual "inquisidor", así denominado en las memorias.
El suizo Küng es un germano que se baña en la cultura mediterránea y un latino que se interna en las brumas filosóficas y teológicas teutonas. Su dominio de las lenguas vivas y muertas, su facilidad para el trato personal y su vasto conocimiento de la teología tradicional y moderna, con profunda visión ecuménica, le ayudó a terciar -con ocasión del Concilio- en los grandes debates sobre la Iglesia y sus estructuras, la reforma antigua y nueva, el Concilio y los concilios, Dios y el mundo increyente, la esencia del cristianismo, el judaísmo, la vida eterna y "una ética" mundial para la economía y la política. Küng -dijo un teólogo inglés- "tiene profundidad alemana, claridad latina y pragmatismo anglosajón".
Ha mostrado un extraordinario espíritu de lucha, pero reconoce que no ha tenido "ganas de pelea". Lo ha dicho en múltiples ocasiones: "No he ido al encuentro de peligrosos hierros candentes, sino que se me han venido encima". Sus críticas a la curia romana, sin pelos en la lengua, son claras y contundentes. A veces se pasa, como cuando dice que los cardenales forman "un gremio completamente envejecido, formado en gran parte de jubilados". Otra perla irónica: el Sínodo de los Obispos (que sólo tiene funciones consultivas) es "la hoja de parra de la desnudez del absolutismo papal". Con humor fino cuenta Küng chistes clericales.
Hans Küng tiene en sus memorias párrafos que divulgan acertadamente cuestiones de teología, describe con agudeza a personas, alude discretamente a la realidad política y mira con penetración países y paisajes. No es un libro fácil de leer para cualquiera, pero puede fascinar al interesado en la teología, la historia, la cultura, la vida cristiana.
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