Hackmeeting 2003 de Pamplona debate el canon y los derechos de autor
La cuarta edición de este encuentro se caracterizó por una mayor participación femenina
Cada vez más mujeres; ramificaciones internacionales y atención a la política. La cuarta edición del encuentro anual e itinerante Hackmeeting, celebrado este fin de semana en Pamplona, se cerró con la satisfacción de haber albergado a más de 300 personas en el centro social okupado de Pamplona.
Bajo los lemas Reality hacking y Okupa tu mente, se entremezclaron charlas técnicas y políticas en una fiesta que demuestra, según sus organizadores, que el hacktivismo avanza a buen ritmo.
Uno de los frontones de Pamplona, el Euskal Jai, convertido en centro social por la Asamblea de Jóvenes de Iruñea, fue testimonio el pasado fin de semana, del ir y venir de gente con cables, ordenadores y mochilas llegados de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, amantes del ciberpunk, la vida artificial, el arte del hardware, debatiendo en las salas, la kantina, los pasillos...
Siguiendo la tendencia del año pasado, en Madrid, destacó el buen número de mujeres, y los visitantes y oradores llegados desde Inglaterra, Irlanda, Italia o Estados Unidos.
El punto culminante de la internacionalización del evento era una conexión con Colombia, donde se celebraba este año el primer Hackmeeting de Latinoamérica.
Nacidos en Florencia en 1998, los hackmeetings saltaron en el 2000 al estado español, donde han adquirido características propias, como una manifestación por las calles adyacentes, para reivindicar la vertiente social del encuentro. Este año, armados con silbatos y marchando entre transeúntes curiosos, los hacktivistas cantaban frases como "Por un mundo libre de patentes" o "Yo no pagaré el canon del CD", mientras uno de ellos proclamaba: "Nuestro código es para el pueblo, para crear redes solidarias, para la comunidad".
Las guerras de la propiedad intelectual, centradas en las leyes de copyright y de patentes y el canon de los CDs, flotaban en el ambiente. En una charla, se avisaba que "las leyes europeas de derechos de autor penan muy duramente. Hay sistemas anticopia muy tontos, que te los saltas con un rotulador o apretando mayúsculas, pero si alguien lo descubre y lo dice, le penan con cárcel. Penan la investigación y la comunicación. Y preparan una nueva directiva con penas más fuertes, incluso por compartir".
En cuanto a las patentes: "Están incumpliendo su propia legislación, patentando cosas triviales, que no son innovaciones, como pide la ley, por ejemplo el clic del ratón o algoritmos informáticos muy simples. Este proteccionismo quita recursos al desarrollo tecnológico".
Tales disquisiciones se mezclaban con charlas sobre seguridad en proveedores de Internet, donde los técnicos manifestaban su completa ignorancia y desconcierto de qué datos se deben guardar para cumplir la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información. O charlas sobre virus y gusanos y por qué cada vez se propagan más rápido. O sobre apropiación de dominios, software libre en euskera, detección de intrusos, análisis forense de ordenadores, saberes libres versus capitalismo, cómo van los Indymedias...
Para muchos, la estrella fue la charla de Ricardo Domínguez, apóstol de la Desobediencia Civil Electrónica, sobre la resistencia a los capitalismos virtual, nanotecnológico y genético. Domínguez habló de "acciones genéticas como disturbio: ir a los centros donde hacen semillas transgénicas y tirar unos gusanos mientras caminas".
También denunció que "los gobiernos y la industria prestan mucha atención a la nanotecnología, la manipulación de la materia a escala de átomos. Las barras de labios duraderas llevan nanotubos que se meten en la piel, también algunos filtros de sol y cremas para bebés. Pero nuestro cuerpo no tiene protección contra esto que se le mete. Y hoy día no hay ningún control ni reglas en nanotecnología. Podrían patentar el átomo del oxígeno y... ¿hacer pagar por respirar?".
Premios Gran Hermano
El abogado de Landwell-PricewaterhouseCoopers, Javier Ribas, quien este verano amenazó con denunciar a 4.000 personas usuarias de redes peer-to-peer (P2P), fue el gran triunfador de los premios Gran Hermano, un evento que nació hace 15 años en Gran Bretaña y tiene réplicas en Europa, América, Australia y Japón.
Los Gran Hermano son una fiesta irónica, donde se premia a iniciativas que atacan la privacidad y libertad, según sus organizadores. Uno de los galardones es fruto de una votación popular en Internet. Éste lo ganó Ribas, junto al galardón para el Sector Privado. El motivo: Sus esfuerzos para que los usuarios de P2P dejen de serlo.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología, por la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, se llevó el premio Sector Público. Y la tecnología Palladium, de Microsoft, fue la Tecnología Más Intrusiva. El premio positivo Mariana Pineda, a la defensa de las ciberlibertades, recayó en la iniciativa Proinnova y su lucha contra las patentes de software.
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