World Press

Los amantes del fotoperiodismo tienen una cita ineludible en la sala de la Fundación Caja Vital Kutxa hasta el 9 de noviembre. Allí se exponen las mejores fotografías del World Press Photo 2003, el concurso más prestigioso del mundo en esta categoría de trabajos. Junto a esta muestra de actualidad, también se expone una retrospectiva de las imágenes más destacadas desde la puesta en marcha de esta iniciativa holandesa en 1955 y hasta 2001. En definitiva, nos encontramos con lo más granado de la foto de prensa en el último medio siglo. En esta medida no resulta sencillo quedarse con lo mejor, ya que se puede asegurar que todas las imágenes mantienen un alto grado de interés y descubren situaciones reales vividas por el ser humano.

Como no podía ser menos, merece destacarse la fotografía galardonada este año entre todas las demás de manera absoluta. Se trata de una instantánea tomada por Eric Grigorian (Irán, 1969) donde se puede ver, entre un grupo de soldados y habitantes de un pueblo sacudido por un terremoto, la figura de un niño en cuclillas sobre la tumba donde van a enterrar a su padre, apretando desesperadamente contra su vientre el pantalón que fue de su progenitor.

La fotografía está cargada de tintes dramáticos, una particularidad muy recurrente y siempre bien recibida por las primeras planas de los medios de comunicación, poco importa donde se editen. Pero dejando de lado estos aspectos trágicos, la mayor parte de ellos con denominación de origen en lo que eufemísticamente denominamos Tercer Mundo, encontramos curiosos retratos de gentes más o menos conocidas, fotos sobre temas deportivos, de naturaleza o de medio ambiente. En esta última especialidad resalta un reportaje sobre deforestación y manejo de agua en Australia, una serie de fotografías tomadas por Jackie Ranken en blanco y negro, con una lírica inusitada y una calidad plástica merecedora del mayor aplauso.

Tampoco es desdeñable la representación vasca en la muestra. Se trata de Fernando Moleres (Orduña, 1963). Entre los 3.913 participantes, ha sido merecedor del tercer premio de reportajes gráficos. El tema presentado lo hizo en el desierto de Nevada. Se trata de una manifestación contracultural donde la expresión más radical campea a libre albedrio. El autor no sólo ha sabido captar la espontaneidad de las intervenciones; en torno a ellas ha creado un halo de sensualidad capaz de retener la mirada más escéptica y la atención del espectador más despistado. En definitiva, una exposición para descubrir que en la fotografía de prensa no sólo consiste en estar en el lugar y momento oportunos; también interviene la creatividad y la lírica más depurada.