"No sé si fue real o una alucinación"
Francisca González, acusada de matar a sus dos hijos, declara al jurado que no recuerda nada de la noche del asesinato
Francisca González Navarro, la presunta asesina de dos de sus hijos de 4 y 6 años, por lo que se enfrenta a una petición de 40 años de cárcel e indemnizaciones que suman 220.000 euros, dijo ayer al jurado en la primera sesión del juicio que se sigue contra ella que cuando ocurrieron los hechos "estaba drogada por el consumo de cocaína y alcohol" por lo que no sabía lo que ocurrió. Según su declaración, lo único que recordaba es que la noche en la que se cometió el doble crimen se despertó y encontró a sus hijos en su cama.
Francisca González, que negó que hubiera sido ella la que los estranguló con el cable del cargador de un teléfono móvil, como sostienen el fiscal y la acusación particular, añadió que intentó reanimarles, "incluso haciéndoles el boca a boca". Reiteró que el autor pudo ser "un ecuatoriano" que habría entrado en su vivienda, ubicada en el municipio murciano de Santomera, aunque cuando el fiscal le hizo ver las contradicciones en que incurría añadió: "No sé si existió realmente esta persona, porque como estaba bajo los efectos de la droga no sé distinguir la realidad de las alucinaciones". La presunta asesina comentó en otro momento del interrogatorio que los días previos al doble crimen estaba bastante mal por las pésimas relaciones con su esposo. "Continuamente me amenazaba y me había dicho que me iba a abandonar".
Reconoció haber roto con una plancha el cristal de una ventana y de haber escondido sus joyas, aunque, en contra de lo que creen las acusaciones, declaró que lo hizo porque llegó a pensar si lo habría hecho cuando estaba bajo los efectos de la droga y del alcohol. "Pero eso no quiere decir que lo hiciera", especificó.
A las preguntas del fiscal de por qué se quitó el pijama tras el doble crimen en lugar de prestar toda la atención a sus hijos y por qué lo metió en la lavadora, que fue puesta en marcha, respondió: "Porque me lo había manchado cuando intenté reanimarles".
En cuanto al motivo por el que se compró una peluca y sacó 6.000 euros del banco días antes de los hechos, contestó que lo hizo porque se sentía amenazada como consecuencia de los negocios de su esposo "y por si tenía que salir huyendo".
En otro momento del interrogatorio, que se prolongó por espacio de casi dos horas y media, reconoció que pegaba con frecuencia a los dos hijos asesinados, aunque añadió que "su padre les pegaba más". "Ha sido un salvaje con ellos y conmigo". Añadió: "Nunca tuve intención de matar a mis hijos, porque de haber querido hacer algo así mi marido estaba en preferencia, en primer lugar; no hasta el punto de querer matarlo, pero sí de que sufriera algún accidente con el camión".
La situación de Francisca González ha cambiado mucho en las últimas semanas, ya que su caso, uno de los que ha recorrido toda España, ha pasado en unos días por las manos de tres abogados. Hasta hace 15 días iba a ser llevado por la joven abogada Rosa Mar Arribas, de 27 años, y miembro del bufete de José Mariano Trillo-Figueroa, hermano del ministro de Defensa, casi dos años después de que se hiciera cargo del mismo Cándido Herrero, primer abogado de oficio que se enteró de que había sido relevado hace menos de un mes, cuando le negaron la entrada en la cárcel en la que se encontraba su defendida.
Finalmente volvió a hacerse con el caso por expreso deseo de Paquita, quien se mostró "engañada por Trillo".
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