_
_
_
_
PAUL WOLFOWITZ | LA POSGUERRA DE IRAK

El 'halcón' intelectual

Paul Wolfowitz, de 59 años, tiene mucho más peso político en el Gobierno de Bush de lo que su cargo de número dos del Pentágono indica. Es una de las tres figuras de la Santísima Trinidad del pensamiento radical conservador -con el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld- del Gabinete del presidente George W. Bush.

La línea central de la Doctrina Wolfowitz defiende que la misión política y militar de Estados Unidos es garantizar que no haya otra superpotencia. Respaldado por su amplia experiencia y con la ayuda del grupo neoconservador que domina destacados centros de pensamiento en Washington, Wolfowitz es uno de los arquitectos de la estrategia de ataques preventivos que llevó a la guerra de Irak (ya esbozada en la famosa carta al presidente Clinton del 19 de febrero de 1998) y que aboga por mantener la presión contra los Estados de los que se sospecha que pueden albergar a grupos terroristas y respaldar a los Gobiernos duros de Israel a toda costa.

Los neoconservadores -un buen número proceden de grupos izquierdistas antiestalinistas ligados a la socialdemocracia europea- son internacionalistas (en contraste con el pensamiento tradicional conservador estadounidense) que creen en la superioridad moral de Occidente y actúan en consecuencia.

Además de los puestos cubiertos en las Administraciones de Reagan, Bush padre y Bush hijo, Wolfowitz es un teórico notable en defensa y política exterior. Pasó el largo invierno impuesto por el presidente Bill Clinton a los republicanos en los años noventa como decano de la prestigiosa escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Johns Hopkins.

Había llegado allí después de haber sido, durante cuatro años, subsecretario del Pentágono para Asuntos Políticos. El entonces jefe del Pentágono, Dick Cheney, le encargó la adaptación de la estrategia defensiva de Estados Unidos a la nueva etapa después del final de la guerra fría, la reducción conjunta de los arsenales nucleares rusos y norteamericanos y la orquestación política de la primera guerra del Golfo en 1991.

Wolfowitz, ayer tras el ataque.
Wolfowitz, ayer tras el ataque.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_