De Navarra a Mesopotamia
Binyamin bar Jonah (Tudela, 1130) fue un judío versado en cuestiones bíblicas y talmúdicas, que dominaba el hebreo, el arameo y el castellano, y entendía el vascuence, el árabe, el latín... Considerado uno de los grandes viajeros medievales, la fuente de que disponemos para conocer sus pasos es el Sefer Maasaot o Libro de Viajes que escribió. Se trata de una obra valiosa por la fidelidad de los datos geográficos, etnográficos y comerciales aportados para un conocimiento de la época. El inicio de sus andanzas, cuya motivación exacta no se ha precisado, puede fijarse hacia 1160 y tuvieron una duración de entre cinco y siete años.
Benjamín desciende por el valle del Ebro y, vía Gerona, penetra en Provenza. Embarca en Marsella y alcanza Génova y Roma. Reembarca en Otranto, pasa por Corfú y Arta, atraviesa Grecia y se detiene en Constantinopla, que le deslumbra. "Vienen todos los mercaderes de Babel y de todo el país de Sinar, de Persia y de Media, de todo el reino de Egipto, de la tierra de Canaán, del reino de Rusia, de Hungria, de Patzinakia, de Jazaria...". Había, cuenta, tantas iglesias como número de días tiene el año. "Y una incalculable cantidad de dinero que anualmente traen, como impuesto, de las dos islas, de las fortalezas y de las grandes capitales que hay allí. Riqueza tal no se encuentra en ninguna iglesia del mundo". El imperio romano de Oriente era pródigo en toda clase de vestimenta, así como fértil en carne y vino. Nunca había visto tal riqueza en ningún otro lugar. "Allí son muy sabios en toda la literatura de los griegos. Cada cual come y bebe sobre su parra e higuera. Reclutan mercenarios de todos los pueblos gentiles llamados bárbaros, para guerrear con el sultán Mas'ud, rey de los turcomanos, porque ellos carecen de espíritu combativo".
Cruza Benjamín el mar Egeo -Mytilene, Khíos, Sámos, Rodas- hasta Chipre. Alcanza tierra firme y, luego de pasar por Antioquia se presenta en Sidón, "una ciudad grande". Recoge allí las costumbres de los drusos: "No tienen rey ni príncipe que les gobierne, puesto que por sí mismos se asientan entre los montes y los peñascos. Sus fronteras hasta el monte Hermón, tres jornadas de camino. Entregados a la depravación, poseen a sus hermanas y el padre posee a su hija; celebran una fiesta anual y vienen todos los hombres y mujeres a comer y beber juntos, y se cambian sus mujeres, cada uno con sus amigos".
Entra en Palestina por Acre, entonces en manos de los cruzados. Describe los Santos Lugares y cuenta cómo Jerusalén estaba fortificada por tres murallas. Habitaban en ella diversos pueblos: ismaelitas, armenios, griegos, georgianos y francos, así como "gentes de toda lengua". Anota sus principales edificios, como la casa de Salomón, y señala que "todos los judíos que van allí escriben sus nombres en el muro". De camino hacia el norte pasa por Damasco, Alepo y Mosul. La primera ciudad le parece "hermosa, grande y circundada de una muralla; tierra de huertas y vergeles".
La maravillosa Bagdad
En el tramo final de su apsionante viaje, Benjamín Tudela llega a Bagdad, la capital del califato, que describe con mayor detalle que otras de las más de 160 ciudades que visitó. El califa poseía un palacio, cuenta, en cuyo interior había un bosque "con toda clase de árboles del mundo, entre frutales y de los que no dan fruto; asimismo hay allí toda clase de animales, todo rodeado por un muro... Cuando el rey quiere pasearse, divertirse y beber, cazan para él aves y animales, y peces".
Según su descripción, Bagdad era una gran urbe, con diez millas de circunferencia. "Es tierra de palmeras, huertas y vergeles como no los hay en todo el país de Shinar. A ella vienen de todos los países con mercadería y en ella hay hombres sabios, filósofos conocedores de toda ciencia y magos...".
Parece posible que el viajero navarro se desplazara por Mesopotamia y Persia. Resulta improbable, empero, que llegara a traspasar sus límites geográficos, aunque hable -en un tono fantasioso- de China, India y Ceilán. Ya de vuelta, hace una viva descripción de Egipto y, en especial, de la vida de los hebreos en sus principales aljamas.
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