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Reportaje:OFERTAS DE EMPLEO

Más trabajo en los registros

Estas oficinas dan empleo a 10.000 profesionales y han creado 3.300 puestos desde 1996

Amaya Iríbar

Los futuros registradores se han examinado esta semana en Madrid. Son 531 aspirantes para 35 plazas. Los que superen el examen se convertirán en funcionarios, si bien algo peculiares, porque los registros son como pequeñas empresas con sus propios trabajadores. Desde 1996, estas oficinas han creado 3.300 puestos de trabajo.

En los 949 registros que hay en España conviven dos mundos. El del registrador, un licenciado en Derecho que ha superado una dura oposición, y el de sus empleados, que empiezan con contratos temporales y pueden llegar, tras varios años, a oficial, un puesto con un salario medio de 1.391,98 euros al mes.

Registradores, oficiales y auxiliares de primera cobran según beneficios. El sueldo medio del resto varía entre 451,2 euros y 791,61 euros al mes

Los empleados de los registros han aumentado casi un 50% desde 1996 y el año pasado eran unos 10.000, calcula la Asociación Profesional de Registradores (APR), la patronal que agrupa al 90% de los registradores. El número de titulares de estas oficinas apenas ha variado el 7,7% en el mismo periodo hasta los 996, el 31% de los cuales son mujeres. El crecimiento se ha producido sobre todo en los registros de la propiedad, que suponen más del 90% del total.

La vía de acceso es sólo la primera diferencia entre el registrador y sus empleados. El primero, que tarda una media de entre seis y siete años en superar la oposición, es un pequeño empresario. Decide cuántos empleados contrata; cómo les retribuye o los turnos -el horario de apertura se amplió en agosto-. Todos los aspectos organizativos. El registrador además cobra en función de los beneficios del registro, que varían mucho según la oficina, explica Vicente García-Hinojal, presidente de APR. Los ingresos de la oficina provienen del arancel que cobran por cada acto, que es un porcentaje variable en función de la cuantía de la operación, con un tope de algo menos de 2.200 euros. El Gobierno ha reducido el arancel en dos ocasiones en los últimos años.

Por todo ello no es lo mismo ser registrador en un pequeño pueblo agrícola que en un barrio en crecimiento urbanístico de Madrid. En época de crisis o de euforia económica. Y por eso también la carrera de registrador suele implicar varios traslados. El primer destino es casi siempre un registro pequeño. Cuando se produce una vacante, ésta se cubre por riguroso escalafón, en función de la antigüedad. García-Hinojal aprobó la oposición en 1986 y ha pasado por cuatro registros, el último el de La Bisbal d'Empordà (Girona). Juan Ignacio Madrid aprobó en 1996 y va por el tercero.

En los registros se mezclan dos sistemas retributivos. Tanto el registrador como los oficiales (30% de los empleados) y los auxiliares de primera (16%) cobran en función de los ingresos del despacho. El 60% de los beneficios son para el registrador y el resto se reparte entre los empleados con sueldo fijo fijo y variable. "Ganas dinero para vivir, pero no para hacerte rico", asegura el presidente de la patronal. La asociación no tiene datos sobre los ingresos medios de un registrador.

Gustavo Lobeto, secretario general de Sioya, sindicato adscrito a CSI-CSIF, afirma que oficiales y auxiliares de primera son los que más poder adquisitivo han perdido en los últimos años, tanto por la "masiva contratación" como por las rebajas arancelarias. Como su sueldo depende de los beneficios, también hay diferencias importantes según el registro.

Los sueldos medios para los puestos de sueldo fijo están entrelos 451,2 euros al mes de los contratados temporal, que es el salario mínimo interprofesional, y los 791,61 euros de los auxiliares, estima la APR.

Se trata de empleos estables. "Hay muy pocos despidos y la conflictividad es muy baja", coinciden patronal y sindicato. La carrera, sin embargo, es lenta. Lo normal es entrar con un contrato temporal, convertirse en fijo y superar las pruebas anuales de ascenso y promoción. "Llegar a ser oficial [el puesto más alto] supone 13 años si no se tiene titulación universitaria y 7 con una licenciatura", calcula Lobeto, quien subraya el incremento de titulados. El tope parece estar ahí. Son muy pocos los empleados que se han convertido en registradores.

Un convenio atascado durante siete años

Las condiciones de trabajo de los registros han cambiado mucho desde 1992, cuando se firmó el convenio colectivo de sus empleados. Entonces apenas había ordenadores. Hoy todos los registros están informatizados y, desde el año pasado, cualquier ciudadano que cuente con firma electrónica puede consultarlos y realizar trámites a través de Internet. Sindicatos y patronal tienen abierta la mesa de negociación para renovar el convenio desde 1996. Por el momento, sin resultados.

Gustavo Lobeto, secretario general de Sioya, sindicato de auxiliares y oficiales adscrito al CSI-CSIF, asegura que los empleados de los registros están hartos, porque han perdido poder adquisitivo y se les ha cargado con nuevas funciones, muchas ellas derivadas de la introducción de las nuevas tecnologías. La última molestia tiene que ver con la ampliación de horarios -los registros abren por las tardes y los sábados-, decretada por el Gobierno y que entró en vigor el pasado mes de agosto. "Queremos un convenio que defina cada puesto de trabajo, la estructura de categorías profesionales, que la formación se realice a través de una escuela permanente y el derecho a que las condiciones de trabajo no cambien cuando se sustituye a su titular", resume Lobeto.

En el otro lado de la mesa, Vicente García-Hinojal, presidente de la Asociación Profesional de Registradores (APR), que actúa como patronal, asegura que el sistema de reparto de beneficios del que participan oficiales y auxiliares de primera está "avocado a desaparecer".

Aunque el secretario general de Sioya reconoce que el personal de las oficinas registrales está poco sindicalizado, su organización ha confeccionado ya un calendario de movilizaciones en caso de que la negociación no avance. La primera prueba será una concentración en Madrid. Si no funciona, Sioya está dispuesto a llamar a la huelga los próximos 2, 3 y 4 de diciembre.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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