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Análisis:EL 'PLAN IBARRETXE'
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Ilusionante I

La imaginación del dibujante bilbaíno Juan Carlos Eguillor se inspiró en la tenaz prédica del lehendakari Ibarretxe para crear en sus tiras un zepelín bautizado Ilusionante I. Entelado con las típicas ikurriñas remendadas de Eguillor, el dirigible sobrevuela a la deriva paisajes yermos y desolados, haciendo de su nombre, Ilusionante I, su paradójico mensaje.

"Ilusión" es uno de los términos que más utiliza el lehendakari para vender el estatuto de libre adhesión a España. Lo volvió a utilizar varias veces en la declaración institucional con que presentó su criatura, acompañado de otros muchos de contenido positivo y traquilizador. Habló Ibarretxe de una "nueva etapa", de "soluciones", "esperanza", "convivencia", "diálogo", "paz", "bienestar", "decisión propia", "sin rupturas" ni "insultos"; de "abrir el túnel" a la "luz" y al "amanecer", de "altura de miras" y de que "querer es poder". Parecía que más que de un proyecto político que altera radicalmente los fundamentos de la autonomía vasca estuviera el lehendakari promocionando un nuevo plan de jubilación.

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Ibarretxe pone en marcha su plan y afirma que la decisión está en manos de los vascos

No se entiende que Ibarretxe, que siempre ha defendido que todo es planteable si se presenta de forma democrática -¿"qué hay de malo en ello?", suele decir- recurra a tanta cosmética verbal para envolver su plan-proyecto-propuesta. O sí se entiende. Porque si se expone "con naturalidad" a la sociedad vasca lo que realmente implica la "libre adhesión", habría que retirar bastantes de las expresiones edulcorantes con que lo vende el lehendakari.

Lo que se omite de la propuesta es tan importante como lo que se dice de ella. Afirma Ibarretxe que el texto constituye una "base de partida para el diálogo", pero su configuración acabada apenas admite otra cosa que el asentimiento o el rechazo. De hecho, algunos de los contenidos y el calendario-procedimiento de tramitación que expuso el lehendakari el 26 de septiembre parecen enfocados a que su plan no pueda recibir otra respuesta que el "no" por parte de socialistas y populares, el Gobierno central y las Cortes Generales. Y no sólo por discrepancia ideológica, sino por imposibilidad material y jurídica de encajar en el casillero de una reforma estatutaria lo que, a juicio de numerosos juristas, encierra una reforma constitucional de gran calado.

Se ha marcado Ibarretxe el desafío de alcanzar para su estatuto un consenso superior al que tuvo el de Gernika. Orilla el detalle de que la elaboración del Estatuto de 1979 fue fruto de un debate abierto entre al menos ocho partidos de muy distinta sensibilidad, no un plato precocinado. Pero tampoco está de más recordar que en el referéndum estatutario de hace 24 años participó el 58,8% del censo electoral y se alcanzó un 90,3% de síes. El voto récord de PNV y EA en las autonómicas de 2001 significó el 33,3% del censo (el 40,9% si se suman los votos de Batasuna). Hará falta más que ilusión para conseguir ese 17,8% que les falta.

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