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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Elecciones con segunda lectura

Soledad Gallego-Díaz

Las raras elecciones que se celebran hoy, domingo, en Madrid (no hay muchos precedentes en el mundo democrático de elecciones repetidas por culpa de la traición y presunta compra de algunos electos) dejarán una larga serie de consecuencias en los partidos políticos implicados, y especialmente en el partido socialista. A partir de esta noche, y del anuncio de los resultados, se irán conociendo las diferentes enseñanzas que han ido extrayendo unos y otros de esta crisis.

Si Simancas consiguiera ganar, o perder por muy poco, su posición dentro del PSOE quedaría fortalecida, mientras que si sufre una derrota notable, algunas voces, en total desacuerdo con el desarrollo de la crisis, reclamarán de inmediato su dimisión. "Una derrota importante en Madrid exigiría tomar medidas, crea lo que crea la actual dirección de la Federación Socialista Madrileña", advierte un dirigente de ámbito nacional.

Esperanza Aguirre sabe que su derrota se interpretaría como el primer fracaso de la era Rajoy, y Rafael Simancas, que una barrida del PP le arrastraría a la dimisión

En cuanto a Esperanza Aguirre, es evidente que su papel dentro del Partido Popular y su futuro político quedarían también seriamente comprometidos si ahora no consiguiera la mayoría absoluta, en unas condiciones consideradas inmejorables. Su victoria tranquilizaría al aparato del PP, y su derrota lo pondría en una situación muy difícil: se interpretaría como la primera derrota del candidato Mariano Rajoy. "Para nosotros son unas elecciones más importantes de lo que algunos creen porque representa el inicio de la carrera del nuevo candidato, con pocas montañas o con un puerto de montaña inexplicable, si no ganamos", explica uno de los responsables de la campaña popular.

Al margen de lo que pase hoy en las urnas, se puede decir que ya se han sacado durante la campaña electoral algunas conclusiones. Merece la pena destacar, por ejemplo, que los socialistas dejaron en un momento dado de creer en la eficacia de un mensaje del tipo "que no gane el PP" para incorporar razones positivas, propuestas concretas y líneas de programa.

En los últimos días desapareció el tono más agresivo para centrar el mensaje en ofertas de repercusión social, especialmente en transporte y vivienda. Los votantes madrileños dirán hoy el grado de credibilidad que conceden a ese programa, pero en cualquier caso parece claro que ésos han sido los únicos momentos en los que el PP se ha mostrado inquieto, los ciudadanos han dado muestras de sacudirse algo la modorra y los sondeos han registrado algún movimiento.

"Ésa es una buena enseñanza a incorporar en el futuro: los ciudadanos reaccionan mucho más cuando les pedimos que piensen en lo que nosotros podemos hacer a favor de la enseñanza pública, o la sanidad o la atención a los ancianos, que cuando simplemente atacamos a la derecha", explica un responsable nacional del PSOE. En los últimos minutos, ése ha sido el mensaje que los socialistas han intentado llevar a los votantes de la Comunidad de Madrid: piensen en las medidas de gobierno de uno y de otro.

Programas

En estos momentos, admite otro dirigente socialista, estamos convencidos de que lo más interesante para la opinión pública con vistas a las elecciones de 2004 es saber qué tipo de programa va a elaborar y a presentar el PSOE. Interesa saber sobre todo si tiene capacidad para combinar un giro al centro en lo económico con una potente carga social, capaz de atraer a votantes centristas y de movilizar a votantes clásicos de centro-izquierda muy retraídos en las últimas consultas.

"El programa del PP", asegura el mismo dirigente del PSOE, " ya se sabe: es el que ha marcado José María Aznar estos últimos meses, y los votantes deben saber que Rajoy no tiene capacidad para cambiarlo".

La idea de que Aznar ha marcado ya el camino de Rajoy se ha convertido en uno de los puntos más destacados de los discursos de otros políticos de la oposición. Por ejemplo, es significativo que el todavía presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, no parezca sentirse muy cómodo con el candidato del PP: "Será muy simpático, pero no contesta a nada"; "es lo mismo que Aznar, pero con puro"; "con Rajoy como vicepresidente, nosotros no hemos podido negociar nada con el PP desde enero de 2002".

Por ahora, los populares admiten que el programa de Rajoy no contendrá ninguna novedad respecto a las líneas marcadas por Aznar. "Rajoy y Aznar representan situaciones distintas, no mensajes distintos. Y son situaciones distintas simplemente porque uno se va y otro llega", asegura un importante dirigente del PP. "Contraponer a Rajoy y Aznar no tiene sentido", explica otro responsable del PP. "La única diferencia será de talante". Admite, sin embargo, que una derrota en Madrid les obligaría a revisar esa doctrina.

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