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Cerca de millón y medio de italianos se manifiestan en la huelga general

Enric González

Casi 1,5 millones de italianos se manifestaron ayer contra la reforma de las pensiones, en una jornada de huelga general en la que tanto el Gobierno como los sindicatos se sintieron vencedores. La huelga de cuatro horas convocada por los tres grandes sindicatos nacionales fue mayoritariamente secundada por los funcionarios y los trabajadores del transporte, pero tuvo una repercusión muy desigual en la empresa privada. La mayoría de los comercios y factorías de pequeño tamaño trabajaron con normalidad.

La huelga no fue un éxito ni un fracaso. Movilizó a un número de personas suficiente como para reflejar el rechazo mayoritario de los ciudadanos al retraso de la edad de jubilación masculina, de los 60 a los 65 años (la femenina será de 60), pero no alcanzó la rotundidad necesaria para forzar una retirada del proyecto de ley. Según las encuestas, el 58% de los italianos se oponía a la reforma, que suscitaba un especial rechazo entre los trabajadores manuales mayores de 40 años.

Nuevas movilizaciones

Hubo una decena de manifestaciones en otras tantas ciudades en las que participaron 1,5 millones de personas, según los sindicatos convocantes, y algo más de un millón según la policía. La cifra de manifestantes no intimidó al Gobierno de Silvio Berlusconi, cuyo ministro de Trabajo, Roberto Maroni, había ironizado la víspera sobre la "huelga a tiempo parcial" de cuatro horas.

El secretario general de la CISL, Savino Pezzotta, comentó ayer, durante la manifestación en Roma, que probablemente sería necesaria "una huelga de jornada completa" si el Gobierno mantenía una reforma, que para el ministro de Economía, Giulio Tremonti, era "imprescindible para garantizar la solvencia del sistema" y se encuadraba en "una impresionante reforma del estado social emprendida en toda la Unión Europea".

La patronal Confindustria, favorable a la prolongación de la edad laboral, aunque relativamente insatisfecha porque habría deseado una reforma más radical, valoró la jornada de huelga como "un fracaso". El presidente de Confindustria, Antonio d'Amato, declaró que "apenas un 30%" de los trabajadores había seguido el llamamiento de los sindicatos.

Los dirigentes de las tres organizaciones convocantes, CGIL, CISL y UIL, se declararon satisfechos, pero admitieron que la protesta de ayer era sólo "un primer paso" en la campaña contra el proyecto gubernamental. Aún no se habían disuelto las manifestaciones cuando se hablaba ya de una nueva jornada de huelga en diciembre, en la que se intentaría fomentar una mayor movilización.

Alitalia, ferrocarriles, transporte público urbano, administración y escuelas públicas secundaron mayoritariamente el paro. En Fiat, de enorme representatividad, no fue a la huelga más de la mitad de la plantilla (el 32%, según la dirección), y su factoría más emblemática, la de Mirafiori, mantuvo varias cadenas en marcha.

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