Cirujanos del arte
Profesores de Restauración de Bellas Artes de la UPV ayudan en la conservación del patrimonio artístico
La obra de arte, como toda creación humana, se encuentra sometida a los vaivenes del tiempo y a las condiciones del material de que está hecha. Para algunas, parece que los siglos no pasan; para otras, una década supone una eternidad. Con el objetivo de que todas ellas se mantengan vivas, existe un servicio médico específico: los restauradores. En el caso de la UPV, su Facultad de Bellas Artes cuenta con una sección departamental dedicada a introducir a los estudiantes en esta disciplina, pero buena parte de sus profesores van más allá de la docencia.
Su alta especialización no se queda en las aulas. También tiene incidencia directa en la sociedad a través de trabajos para instituciones. Su labor se transforma en un buen ejemplo de que la tan en boga relación universidad-empresa no se queda constreñida a las titulaciones más técnicas o experimentales.
La UPV imparte la única asignatura de España de restauración de arte contemporáneo
No obstante, pese a que en el arte importa, y mucho, la inspiración, en la restauración es más relevante un análisis científico en detalle de la obra, de sus materiales, del entorno y de sus efectos... todo ello con procedimientos de un elevado grado de avance tecnológico. Así lo prueba el servicio de radiografía y reflectografía de infrarrojos con que cuenta la UPV, al que cualquier institución o empresa puede contratar para estudiar la estructura y degradación de una obra de arte en cualquier soporte, amén de otras opciones, como la detección de copias o falsificaciones.
El conocimiento de esta rama de las Bellas Artes permite saber que la, en apariencia, lógica regla de a mayor antigüedad, mayor necesidad de cuidados, no es tal. La restauración tiene en el arte contemporáneo su futuro, tal y como resalta la profesora Pilar Bustinduy. "El arte contemporáneo se caracteriza por el elevado índice de experimentalidad, es decir, vale todo a la hora de hacer una obra. Esto supone más riesgos y más peligros para su conservación", explica, tras destacar que la UPV es la única universidad española que incluye en el plan de estudios de la carrera la asignatura de restauración de arte contemporáneo.
Bustinduy ha puesto en práctica sus conocimientos en el bosque pintado de Oma, la emblemática obra de Agustín Ibarrola. Ayudada por varios doctorandos y alumnos seleccionados, ha curado ya en tres ocasiones a los árboles de los efectos de los ataques proetarras que han sufrido.
La lucha contra las agresiones, en este caso del tiempo, sobre la piedra es el campo de Ana Galaz. El trabajo realizado en el crucero de Krutxiaga en Durango ofrece una muestra de una labor que las características atmosféricas del País Vasco dificultan. "La salud de la piedra es mala. Sufre una alta degradación por la lluvia y la contaminación que se registra aquí", detalla.
Rocas de gran tamaño forman los dólmenes, monumentos megalíticos que conoce bien el profesor Fernando Bazeta. Con la colaboración de alumnos y subvencionado por distintas instituciones, ha llevado a cabo en los dólmenes de Vizcaya una labor de limpieza, recuperación y señalización que ha concluido en la creación de una ruta dolménica, que facilita el acceso y el conocimiento de un importante legado prehistórico.
De un material, el papel, en apariencia más frágil que las rocas se encarga Lola Rodríguez. Gracias a su labor y a la de sus ayudantes, se hallan en buen estado colecciones como la de carteles taurinos de la Biblioteca de Bidebarrieta, integrada por más de 1.500 piezas. Suyos son también los trabajos de restauración de papeles pintados del siglo XIX, de gran valor artístico e histórico, que ornan las salas de algunas casas-palacio de Guipúzcoa y Álava.
Aunque el grado de especialización es muy alto y no se desea actuar como competencia desleal frente a empresas del sector, la escasez de recursos de algunas parroquias y la posibilidad de dar una clase práctica a los estudiantes ha hecho que, en más de una ocasión, las profesoras Pilar Legorburu y Marta Barandiarán hayan dedicado parte del verano a restaurar retablos de pequeñas localidades vizcaínas de forma altruista. La intervención en el retablo del siglo XVIII de la iglesia de San Juan de Ibarbikez, en Gordexola, es el último ejemplo de una labor definida por el amor al arte.
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