A Esperanza Aguirre

Distinguida señora: no me hace falta esperar tres años para juzgar la gestión de su partido, que ya tengo datos de los muchos más de los tres ya pasados en el Gobierno de la nación, de esta autonomía y de la inmensa mayoría de sus municipios.

A mí, lo único que me consta es que ustedes han autorizado una macrociudad a ambos lados de la salida de la nacional I, a cuyas viviendas mi novia y yo no hemos podido acceder por exceder su precio de compra o de alquiler de las posibilidades de nuestros sueldos, pero que va a causar una gigantesca congestión en los servicios públicos, cuya ampliación no se ha realizado en consonancia, señaladamente la del transporte público, que va a originar en unos meses una auténtica trombosis en la N-I que padeceremos para ir a nuestros puestos de trabajo.

Del metro, dígame si está aprobado o, al menos, convocado el concurso para su proyecto, caramba.

Ustedes gobiernan la nación con mayoría absoluta en el Parlamento, pero no han hecho nada para cortar la restricción de la oferta de suelo, causa perfectamente controlable de la elevación de los precios, que practican sus autonomías y sus municipios para financiarse y, de paso, para llenar de oro con nuestros salarios los bolsillos de promotores, conseguidores, constructores, especuladores y otros. ¿Pretenderán luego la Iglesia y ustedes que tengamos hijos?

Y no me venga con la monserga de que la Constitución otorga la competencia sobre la calificación del suelo a los ayuntamientos; si hay que cambiarla para evitar este disparate, se hace.

Claro, que el PSOE es tan malo o peor que el PP, con el Tamayo y demás sinvergüenzas y alcaldes que se enriquecen, en parangón a los constructores protegidos por su señor Romero de Tejada, a quien se premia, encima, con una consejería de Caja Madrid. Al menos los del PSOE han puesto a los suyos de patitas en la calle. En otras palabras, que me quedaré en casa, único medio que tengo de protestar.