_
_
_
_
_

El triunfo de la ultraderecha amenaza el reparto de poder que rige Suiza desde 1959

El partido de Blocher, que logró el 27,7% de los votos, exige dos ministerios federales

La victoria en Suiza de la Unión Democrática del Centro (UDC), partido xenófobo de ultraderecha, que logró un 27,7% de los votos en las elecciones del pasado domingo, supone un serio riesgo para la fórmula política que ha proporcionado estabilidad a la Confederación Helvética durante más de 40 años. Los dirigentes de esta formación han hecho hincapié en que Cristoph Blocher, líder del partido, debe ser el segundo miembro de la UDC que debe formar parte del Gobierno de siete carteras en el que hasta la fecha sólo tenía un representante. Si no lo aceptan los tres partidos que están en el Ejecutivo desde 1959 -radicales, democristianos y socialistas-, la formación más votada podría pasar a la oposición, algo difícil de digerir en Suiza.

Más información
El líder ultra es un suizo alemán multimillonario y xenófobo

El Partido Socialista, el Radical Demócrata y la Democracia Cristiana están presentes en el Ejecutivo suizo desde 1959. Los tres partidos han disfrutado durante estas décadas de dos puestos en el Gobierno de siete carteras. Y la UDC mantenía uno. Ahora este partido exige dos ministerios. Y, además, que el segundo ministro sea precisamente el vencedor en los comicios, Blocher. Samuel Schmid es el miembro de la UDC que actualmente se hace cargo de una de los siete carteras: la de Defensa.

El presidente de la UDC, Ueli Maurer, ha afirmado que "el candidato al Gobierno será Blocher y no otro". Y su vicepresidente, Jean Fatteberg, ha subrayado: "Si no es Blocher el elegido, entonces nos saldremos del Gobierno", lo que prácticamente quebraría la llamada "fórmula mágica". La UDC presentará a Blocher como candidato al Gabinete de Gobierno el próximo 10 de diciembre, cuando el Parlamento federal elija al sucesor del radical Kaspar Villiger, actual ministro de Economía, que hará efectiva ese día su jubilación política. "Habrá un cambio en el que o lograremos dos puestos en el Ejecutivo o no estaremos representados en el Gobierno de Suiza, lo que es algo que se sale de lo normal", afirmó ayer el portavoz de la UDC, Yves Bichsel.

El problema es que la Democracia Cristiana, por boca de su presidente, Philipp Stahelin, abogó ayer por mantener las reglas de juego para la formación del Ejecutivo. Sin embargo, para la presidenta del Partido Socialista, Christiane Brunner, se trataría nada más de "revisar el reparto de las cinco carteras entre los tres partidos burgueses". Brunner considera un "chantaje" que se trate de imponer a Blocher para el nuevo Gobierno.

La eventual salida del partido ultraderechista del Gobierno y su paso a la oposición preocupa a la clase política suiza porque es difícil digerir en este país que el partido más votado no tenga responsabilidades en el Gobierno.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

No obstante, no faltan analistas que estiman que en un país donde los referendos para decidir sobre las cuestiones más importantes son muy frecuentes, la presencia en el Gobierno del partido xenófobo no va a tener una excesiva relevancia. Y tampoco escasean los expertos que atisban una alianza de derechas entre el Partido Radical, la Democracia Cristiana y el partido vencedor de los comicios del pasado domingo.

Si los partidos de derecha tradicionales y la izquierda en su conjunto sostienen que las ideas de Blocher no son representativas del conjunto de la población, con la votación del domingo los electores han puesto en duda estas afirmaciones.

Le Pen y Haider

Muchos suizos parecen simpatizar con esas propuestas, muy cercanas a las de los movimientos políticos de Jean Marie le Pen en Francia y de Jörg Haider en Austria. Los votantes de la UDC están claramente en contra de la integración en la Unión Europea (UE), a favor de medidas proteccionistas y por un mayor control de la inmigración, a la que culpan de casi todos sus males, especialmente del aumento del desempleo, que apenas rebasa el 4%. El 21% de la población residente en Suiza es inmigrante.

Cristoph Blocher y su esposa, Gattin Silvia, en Zúrich el pasado domingo tras conocer los resultados electorales.
Cristoph Blocher y su esposa, Gattin Silvia, en Zúrich el pasado domingo tras conocer los resultados electorales.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_