Robbie Williams, Deep Purple o Los Piratas alegran el lluvioso otoño
Lejos quedan los tiempos en los que el británico Robbie Williams lideraba un grupo meloso para quinceañeras, Take That. Ahora, en solitario, no lo tendrá fácil en Vistalegre, un lugar que se caracteriza porque nadie aún ha logrado sonar ahí decentemente. Los veteranos Deep Purple son otro plato fuerte de una semana en la que también adquieren protagonismo los grupos españoles Danza Invisible y Los Piratas.
- Contundencia sonora. Deep Purple es una de las bandas legendarias del metal mundial. El solo de guitarra que introducía Smoke on the water, una de sus canciones más célebres, tal vez sea desde hace más de treinta años el riff más repetido por las sucesivas generaciones de rockeros en sus primeros balbuceos con la guitarra. Aunque tiene nueva obra en el mercado, los parpel no están en sus mejores momentos, pero son capaces de repetir un repertorio histórico que les hace únicos e irrepetibles. Para su reaparición en Leganés cuentan con otra banda histórica del metal pesado español: Obús, acaso los que mejor adaptaron a la idiosincrasia española los postulados del grupo que creó las bases del heavy metal hace más de 35 años con discos demoledores como Machine head o Made in Japan, y por el que han pasado figuras como Jon Lord, Ritchie Blackmore o Ian Gillan. Metalero y brutal resulta también el grupo panamericano Ill Niño, formado en Nueva York con músicos de origen hispano. God save us fue su disco debú.
Partiendo del pop, en lugar del rock, Robbie Williams resulta igual de energético. Ahora es una de las estrellas de la música comercial que se aborda con cierto cinismo, una especie de pop con actitud transgresora, muy alejado del pop casi baboso de cuando compartía estrellato en el grupo para adolescentes Take That. Williams da otro paso en su carrera en solitario y aparece en Madrid con un disco grabado en directo este verano y el rebufo del anterior de estudio, Escapology.
Entre las visitas internacionales en el apartado rockero destacan también el dúo de Bristol Alpha, amparados en su día por el sello del grupo de trip-hop Massive Attack, que vienen a presentar Stargazing, un enigmático disco de corte intimista y algo oscuro; o los londinenses Moloko, también exquisitos. Además, por el grupo de Manchester I Am Kloot, que comparecen en el Flavour Of The Moon, el festival de música independiente de carácter itinerario creado para suplir en invierno la carencia de este tipo de encuentros más propios del verano. Les acompaña Garret Wall, un irlandés establecido en Madrid.
- De Málaga a Vigo. Las dos bandas nacionales que marcan el pop para esta semana son Danza Invisible, desde Málaga, y Los Piratas, desde Vigo. Los malagueños vienen a confirmar que los años no les pasan factura, y se muestran tan frescos como siempre en Pura danza, su reciente disco después de más de veinte años de carrera. Los gallegos, por su parte, quieren demostrar que la ascensión imparable de los últimos años, reafirmada en su último disco, Relax, se va a tomar una recapitulación con la grabación en directo de lo que será su próximo disco, que se grabará en la Riviera.
Pero donde el pop español se hace más singular es en la propuesta que trae Christina Rosenvinge. Foreing Land se llama su última obra, un esmerado trabajo en forma de disco libro, con profusión de emotivas fotografías realizadas por su compañero, el escritor Ray Loriga, donde con letras en inglés -la artista ha pasado unos años en Nueva York y allí lo dio a luz con afamados músicos de la ciudad- Rosenvinge muestra un universo sonoro muy particular de atmósferas cálidas y sentimientos de amor real.
Nadando a contracorriente, Quique González presenta su reciente Kamikazes enamorados, un compendio de canciones personales creadas desde la autogestión absoluta.
Tampoco resultan convencionales las propuestas de Lagarto o Amarillo o Le Punk, dos grupos nacionales a los que habría que poner en el saco del mestizaje si no fuera porque, de usar tanto el término, no se sabe ya qué es lo que quiere decir. Lo que hacen ambos grupos es mezclar músicas de corte popular, como el tango, la milonga, la rumba y la pachanga, con el rock y cierta actitud punk.
- Flamenquitos y jazzeros. El piano de Diego Amador hace llegar el flamenco a Calle 54, un recinto más propio del jazz donde también esta semana actúa el sexteto de Don Byron. Y es que el flamenco toma derroteros bastardos en la voz de Pollito de California, un antiguo hippy que se estableció en España al quedarse prendido por el flamenco, la rumba y otras músicas de la calle, a las que él ha acabado por dotar de otra personalidad.
En el Central es Concha Buika la que canta en compañía del piano de Jacob Sureda. El organista neoyorquino Ben Stivers acude al Populart, donde esta semana actúa también un monstruo del contrabajo, el cubano Yelsy Heredia.
La portuguesa María Joâo, de la que han dicho expertos comentaristas de jazz y nuevas músicas que posee una orquesta en su garganta, viene a suplir en el ciclo Música del Agua la ausencia de Gato Barbieri, anunciado hace unos días y al que una enfermedad obligó a suspender la gira, al menos de momento.
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