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El jurado declara culpables de homicidio a los tres acusados del crimen del Maremàgnum

La fiscal reitera su petición de 13 años y hoy solicitará al juez que acuerde la prisión

Los tres son culpables. El jurado encargado de juzgar el crimen del Maremàgnum declaró ayer culpables de homicidio a dos porteros y un vigilante jurado por matar al ecuatoriano Wilson Pacheco, a quien propinaron una paliza y arrojaron a las aguas del puerto de Barcelona tras impedirle la entrada a un bar de copas. Después de la lectura del veredicto, la fiscal solicitó una vistilla para pedir el encarcelamiento de Antonio Fernando Quincoces y Mariano Romero, quienes están en libertad. El tercero, James Anglada, está en prisión preventiva desde que ocurrieron los hechos.

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Después de dictarse el veredicto de culpabilidad por un delito de homicidio, la pena que el magistrado Daniel de Alfonso puede imponer a cada uno de los acusados oscila entre 10 y 15 años de prisión. La petición de la fiscal Rosana Martínez Lledó fue de 13 años, al igual que la planteada por la acusación popular ejercida por el Ayuntamiento de Barcelona.

El abogado de la familia de la víctima, designado a instancias de SOS Racismo, sin embargo, solicita la pena máxima de 15 años. El argumento que esgrimirán las acusaciones en la vistilla que está previsto celebrar esta mañana es que ante un panorama así se incrementa el riesgo de fuga de Quincoces y Romero.

Las defensas ya anunciaron ayer mismo que recurrirán la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Según su tesis, los hechos son una falta o un delito de lesiones. Sólo el abogado de James Anglada admitió el homicidio imprudente, que el Código Penal castiga con penas de entre dos y cuatro años. La abogada de Quincoces incluso sostuvo durante el juicio que su cliente padece una enfermedad mental, pero el jurado ha rechazado de plano esta hipótesis.

Los nueve miembros del jurado -seis mujeres y tres hombres- estaban reunidos desde el jueves al mediodía, cuando iniciaron sus deliberaciones para responder a un cuestionario de 87 puntos, lo que se conoce en lenguaje jurídico como el objeto del veredicto. Ese cuestionario recogía todas las posibilidades expuestas por las acusaciones y las defensas durante las 10 sesiones del juicio: desde el homicidio para uno, dos o tres de los acusados, hasta la absolución o un delito menor de lesiones.

Por unanimidad de sus nueve integrantes, el jurado optó por el homicidio por dolo eventual. Es decir, los acusados conocían "la altísima probabilidad" de que Pacheco muriera tras ser arrojado al agua por James Anglada la madrugada del 27 de enero de 2002, según se dice en el cuestionaron que respondieron. A Anglada se le declara culpable como autor del homicidio, por ser quien arrojó al agua a Pacheco, y a los otros dos acusados, coautores.

Abuso de superioridad

El jurado también coincide con la tesis de la fiscalía al apreciar la agravante de que los tres acusados actuaron con abuso de superioridad, ya que la víctima medía 1,52 metros, pesaba 50 kilos y presentaba un nivel de alcohol de 2,3 gramos por litro de sangre, y ellos utilizaron sus porras para golpearlo.

De esta forma, el jurado declara probado que en la noche de los hechos se inició una discusión en las puertas del bar Caipirinha del complejo lúdico Maremàgnum cuando Wilson Pacheco arrojó un objeto contra un guarda de seguridad al negársele la entrada en compañía de otras dos personas. El jurado no cree que esa negativa fuera por su origen ecuatoriano, sino porque iban borrachos. Pacheco y sus acompañantes huyeron, pero el primero fue alcanzado por una persona que lo arrojó al suelo y que no ha sido juzgada porque la juez instructora lo exculpó.

El jurado también cree probado por unanimidad que, una vez en el suelo, Pacheco recibió ocho patadas, puñetazos y porrazos en la cabeza, el abdomen y los genitales. Tres de estos golpes se los propinó Romero, y otros tres, Quincoces. Después llegó Anglada, que condujo a Pacheco durante 19,8 metros por una pasarela del puerto en presencia de los otros dos acusados, que le acompañaban. Al llegar al borde del muelle, Anglada lo arrojó al agua. Uno de los tres (no se ha podido concretar quién) dijo: "Si las ratas saben correr, sabrán nadar, y si no, que se ahogue". El jurado también declara probado que Quincoces afirmó en ese momento: "Yo por un sudaca de mierda no me tiro al agua y me mojo el móvil".

Después los tres acusados se alejaron del lugar. Pacheco nadó unos instantes para alcanzar uno de los pilares que sujetaban la pasarela del muelle, pero se ahogó. Los bomberos buscaron su cuerpo esa misma madrugada, pero no lo encontraron hasta las once de la mañana siguiente. Estaba a 10 metros de profundidad. Pacheco era padre de tres hijos, tenía trabajo en España y enviaba dinero a su familia.

El acusado James Anglada,  custodiado por dos policías, ayer, en la Audiencia de Barcelona.
El acusado James Anglada, custodiado por dos policías, ayer, en la Audiencia de Barcelona.JOAN GUERRERO

El vídeo como prueba de cargo

Durante la lectura del veredicto, la portavoz del jurado aseguró en varias ocasiones que el tribunal había declarado probados los hechos a partir del visionado de las grabaciones obtenidas por una cámara de la Autoridad Portuaria y por otras tres de los locales del complejo de ocio. En las cintas se aprecia la discusión inicial, cómo Wilson Pacheco arroja un objeto contra un vigilante y cómo se inicia una persecución que duró 326 metros, hasta que le dieron alcance.

Las imágenes más sobrecogedoras se producen cuando se aprecia a Pacheco caído en el suelo en la pasarela del muelle y los vigilantes le golpean con las porras y los pies. En un fotograma se ve cómo se le gira la cabeza en el suelo de la patada que le da uno de ellos. A continuación aparece Anglada, que no le golpea, pero que coge a Pacheco del hombro y lo conduce hasta el final de la pasarela. La tesis de la fiscal es que Romero o Quincoces le dijeron a Anglada: "Dale un chapuzón", pero el jurado no lo ha declarado probado. Lo cierto es que Pacheco aparece sin ofrecer ninguna resistencia y cae al agua como si de un fardo se tratara. Los tres vigilantes se retiran como si nada hubiera pasado, mientras una decena de personas miran desde la pasarela unos segundos. Seguramente el tiempo que estuvo chapoteando Pacheco antes de hundirse. Después el grupo se dispersa.

La policía realizó un montaje con esas grabaciones y se vio durante más de una hora en el juicio, rebobinando hacia adelante o hacia atrás y deteniendo la cinta varias veces. Pero al acabar esa prueba, la fiscal solicitó que se visionaran íntegramente todas las cintas. Es muy probable que esa reiteración de las imágenes haya influido en la decisión de culpabilidad del jurado.

El tribunal popular también fue implacable al rechazar por unanimidad la posibilidad de que el magistrado que preside el juicio solicite del Gobierno el indulto total o parcial. También rechazó por nueve votos a cero la remisión condicional de la pena que se imponga. Es decir, que se suspenda la ejecución de la pena impuesta. Éste ha sido uno de los juicios con jurado más largos celebrados en España y uno de los que más se ha tardado en deliberar.

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