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25º ANIVERSARIO DEL PAPADO DE JUAN PABLO II

La beatificación de Teresa de Calcuta desborda el Vaticano

Juan Pablo II convierte la ceremonia en hito de la celebración de sus 25 años como Papa

Enric González

Cientos de miles de personas se congregaban este fin de semana en Roma a la espera de una beatificación histórica. Más de 300.000 fieles, quizá hasta 400.000, eran esperados en la plaza de San Pedro y en los alrededores del Vaticano para asistir hoy al ascenso hacia la santidad de la madre Teresa de Calcuta. El papa Juan Pablo II quiso que ese rito fuera la ceremonia central de la celebración de sus 25 años de pontificado.

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El Papa, visiblemente fatigado, beatifica a Teresa de Calcuta ante miles de peregrinos

Juan Pablo II intervino personalmente para que el proceso canónico de Teresa de Calcuta fuera el más rápido en los anales de la Iglesia católica: comenzó en 1999, sólo dos años después de la muerte de la religiosa, y culminó en 2002, cuando el Pontífice firmó el decreto de reconocimiento de los milagros de la madre Teresa. Las beatificaciones del Padre Pío, de Josemaría Escrivá de Balaguer y de Juan XXIII atrajeron grandes multitudes, estimadas entre 200.000 y 300.000 personas. La de hoy, según los cálculos del Ayuntamiento de Roma, debería superar cualquier hito histórico.

La madre Teresa, fundadora de las Misioneras de la Caridad, era ya una santa en vida para muchos católicos. Pero en sus últimos años contaba, además, con un profundo admirador en la cátedra de San Pedro. En medios eclesiásticos romanos se indicaba que, de haber vivido un poco más, la religiosa de origen macedonio habría sentado un precedente extraordinario: Juan Pablo II, según algunas fuentes, habría considerado en su momento la posibilidad, legalmente factible, de nombrarla cardenal.

La madre Teresa murió, tras una larga agonía, al frente de su congregación. En eso fue también vista como un ejemplo por Karol Wojtyla, quien, tras un almuerzo con los miembros del colegio cardenalicio, insistió ayer en su intención de mantenerse al frente del catolicismo "hasta que el Señor quiera", fueran cuales fueran sus condiciones físicas. El Pontífice quiso disipar una vez más las especulaciones sobre una posible renuncia por motivos de salud. El Papa, que compareció ante los "príncipes de la Iglesia" muy frágil y con enormes dificultades para hablar, pareció al borde de las lágrimas en distintos momentos y tuvo un gesto quizá significativo hacia el cardenal Joseph Ratzinger, decano del colegio cardenalicio y jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Tribunal de la Inquisición), estrechándole las manos durante largos segundos.

Ratzinger, que en ciertos momentos y ambientes fue considerado uno de los posibles sucesores de Juan Pablo II, pronunció una alocución en la que proclamó su "filial adhesión a la persona y el magisterio" del Pontífice. Los cardenales, tras un almuerzo con crema de gambas, pasta, arroz, ravioli, pato a la naranja, ternera con setas y trufa blanca, tarta (en forma de plaza de San Pedro, con las columnas transformadas en velas), café y licores, todo regado con vino croata regalado al Papa en uno de sus viajes, ofrecieron a Juan Pablo II un cálido aplauso.

El Papa tenía previsto para hoy un almuerzo muy distinto. Había invitado a comer a los 3.000 indigentes italianos que, poco antes, debían asistir desde asientos de honor a la beatificación de la madre Teresa. Junto a ellos, más de 400 obispos, 150 cardenales, numerosas representaciones políticas y diplomáticas, unas 500 misioneras de la Caridad con Nirmala Ioshi, la actual superiora, al frente, y cientos de miles de fieles anónimos. Más de 3.000 voluntarios se encargaban desde ayer de orientar a la multitud llegada a Roma. El rito de beatificación, en el que se ha insertado un espectáculo de danzas indias, será retransmitido en directo a 48 países.

Jóvenes procedentes de la India pasean por Roma con símbolos y fotografías de la nueva beata.
Jóvenes procedentes de la India pasean por Roma con símbolos y fotografías de la nueva beata.REUTERS

230.000 reservas para la ceremonia

Ocho pantallas gigantes están instaladas en la avenida de la Conciliación, que conduce a la basílica de San Pedro, para que los fieles puedan seguir la ceremonia. La misa será traducida a seis idiomas y transmitida en directo a numerosos países, entre ellos a Albania, donde nació Teresa de Calcuta. La representación española estará presidida por el ministro Javier Arenas.

La Congregación de las Misioneras de la Caridad estará representada por la hermana Mary Nirmala, la superiora que sucedió a Teresa, a la que acompañará la joven sobre la que se produjo el milagro, convertida al catolicismo. La orden fundada por la nueva beata tiene 4.514 fieles, dispone de 710 casas de asistencia y está presente en 132 países. Para la ceremonia de hoy ha hecho 230.000 reservas.

La ceremonia no será muy distinta a la que se organizó el año pasado con motivo de la canonización del capuchino italiano Padre Pío y del español Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, en las que participaron unas 300.000 personas.

Teresa de Calcuta, cuyo verdadero nombre era Agnese Gonxha Bojaxhiu, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopie (actual Macedonia) en el seno de una familia albanesa y murió el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta (India). A los 18 años ingresó en la orden de las Hermanas de Nuestra Señora del Loreto en Irlanda. A continuación fue nombrada directora de un colegio católico en Calcuta. En 1948 pidió permiso para dejar el convento y dedicarse a cuidar a los enfermos. Ese año adquirió la nacionalidad india.

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