Plaza peatonal
Tráfico fluido en la zona peatonal podría ser el resumen de la actividad circulatoria que toda la zona peatonal de la plaza de Oriente viene teniendo en los últimos meses. De una manera constante, la circulación atraviesa a velocidad de crucero pasando entre los niños, cuyos padres, confiados, piensan que el gigantesco cartel que indica zona peatonal es fiable. Han cometido el error de dejarlos ir solos corriendo hacia el parque. Los padres increpan a los conductores mientras levantan en volandas a sus niños; los viandantes apoyan a los padres farfullando insultos y exclamaciones e incluso se cruzan algunos improperios con los infractores que, impasibles al ambiente, siguen avanzando.
El pasotismo de nuestras fuerzas de seguridad y protección ciudadana ante el tema sólo puede significar una cosa: este recorrido pertenece a una ginkana secreta organizada por el Ayuntamiento y yo no me he enterado.
O puede ser que algún perspicaz consejero de turismo haya decidido incorporar esta actividad como "reacción tipical spanish" y los turistas puedan apreciar la grandilocuencia del madrileño utilizando el idioma de Cervantes para insultar de las maneras más sorprendentes al infractor, a su madre, al alcalde o al primero que pille, y para ello contrata coches para que pasen a las horas más concurridas y provoquen este tipo de incidentes. Si no, no se puede entender.
La verdad es que, si es una idea de alguien, está teniendo éxito, ya que cada vez son más numerosos los participantes; por lo que no es raro que ayer, dentro de la caravana (porque, me crean o no, se forman caravanas) que circulaba delante de la entrada del Teatro Real nos encontráramos un coche de autoescuela. ¡Sí, señor! Hay que enseñarles desde jovencitos.
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