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Kíla explora el filón teatral de la música celta en su primera gira española

Desde 1987, el septeto dublinés Kíla constituye una de las propuestas más singulares en el siempre efervescente panorama de la música celta. Su querencia por las composiciones propias, la percusión contundente y un directo de marcada teatralidad les ha convertido en "la mejor propuesta posible sobre los escenarios", a juicio de la crítica irlandesa. Ahora publican su sexto y más original álbum, Luna park, que por primera vez les trae de gira por la geografía española: el viernes se presentaron en Barakaldo, ayer en Gijón y hoy actúan en La Riviera, en Madrid.

Luna park es, por ahora, su fruto más evolucionado y minucioso. Sin abandonar un solo momento los sonidos acústicos, el disco presenta peculiaridades como unos textos de cierta hondura social y unos desarrollos musicales que en ocasiones sobrepasan los 10 minutos de duración. "Nos fascina devanarnos los sesos para que un tema extenso mantenga su interés hasta el final. Aprendimos de gente como Fela Kuti, que era capaz de tocar durante 20 minutos a partir de unos pocos compases", afirma Rossa Ó Snodaigh, que asume flautas, clarinetes y percusiones varias en la banda. Y señala sobre el enorme poderío de sus percusiones: "Al principio sólo tocábamos bodhran y huesos, como todo el mundo. Pero un buen día alguien trajo unos bongos y nos fascinó mezclar el timbre de las diferentes percusiones. Fue un proceso de entusiasmo por el sonido".

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