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ETA ataca un cuartel de Pamplona con una granada, que no estalló

La Guardia Civil desactiva una bomba trampa en el furgón desde el que se disparó el proyectil

La organización terrorista ETA perpetró ayer un atentado con granadas contra el acuartelamiento que el Ejército de Tierra posee en la localidad de Aizoain, a tres kilómetros de Pamplona. Un proyectil impactó contra el tejado de un edificio del complejo militar y, sin llegar a explotar, cayó al patio central. No se produjeron heridos y apenas hubo daños materiales. La banda colocó, además, una bomba trampa en el vehículo desde el que fue lanzada la granada, pero los artificieros pudieron desactivarla.

El ataque fue perpetrado desde la base del monte San Cristóbal, situada a unos 200 metros de la parte posterior del cuartel. Los terroristas eligieron un sábado a mediodía para cometer el atentado, en una zona muy frecuentada durante los fines de semana por paseantes y ciclistas y repleta de caminos vecinales.

El atentado se produjo a las 13.10. El comando utilizó una furgoneta Peugeot Partner de color blanco y placas de matrícula de Navarra dobladas (falsas y copiadas de un vehículo de la misma marca y modelo), orientó su parte trasera hacia el acuartelamiento, abrió sus puertas, activó los dispositivos y abandonó la zona sin levantar sospechas. Los proyectiles fueron lanzados mediante un temporizador y tubos de plástico en ángulo, a modo de cañón de mortero.

Minutos, después la granada cayó en el tejado de uno de los edificios que da al patio central del acuartelamiento. En ese momento no había ningún militar en la zona. El patio, de grandes dimensiones, es utilizado como aparcamiento y a la hora del atentado había estacionados en él dos camiones militares y siete vehículos particulares. La zona trasera del cuartel de Aizoain es utilizada para realizar prácticas de tiro. Especialistas GEDEX (artificieros) de la Guardia Civil desactivaron la carga del proyectil sobre las tres de la tarde mediante una explosión controlada llevada a cabo fuera del cuartel.

En poco minutos los equipos antiterroristas acordonaron la zona, sede del Regimiento de Infantería de Montaña América 66, formado por varios cientos de soldados profesionales. Instantes después fue localizada en un cerro situado en la falda del monte San Cristóbal la furgoneta en cuyo interior los terroristas habían instalado los tubos lanzagranadas. Los artificieros desactivaron una segunda granada situada junto al vehículo y constataron que los terroristas habían colocado una bomba trampa destinada a los artificieros que también pudo ser desactivada.

Éste es el cuarto atentado que ETA perpetra en Navarra en lo que va de año, el peor de los cuales, ejecutado con una bomba lapa colocada bajo un vehículo policial, costó la vida el pasado 30 de mayo en Sangüesa (Navarra) a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía Bonifacio Martín Hernández, de 56 años, y Julián Embid Luna, de 53, y dejó gravemente herido al también policía Ramón Rodríguez Fernández, de 44 años, y a un trabajador de Telefónica. El 12 de julio, la banda colocó una bomba en el servicio de señoras del hotel Maisonnave, en Pamplona, que no llegó a explotar. Trece días después, dos personas resultaron heridas al explotar un paquete bomba en los juzgados de Estella.

El último ataque con granadas contra un cuartel navarro, en este caso de la Guardia Civil, data del 12 de octubre del año pasado. Dos proyectiles impactaron contra el puesto de Urdax y un tercero provocó daños en una vaquería.

Guardias civiles cubren la furgoneta desde la que ayer fue lanzada una granada contra un cuartel, al fondo.
Guardias civiles cubren la furgoneta desde la que ayer fue lanzada una granada contra un cuartel, al fondo.EFE

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