Berlusconi asume el papel de intermediario con Aznar para pactar el reparto de poder en la UE
El primer ministro italiano advierte de que no buscará "un compromiso a la baja"
Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y presidente de la UE, asumió ayer el papel de intermediario en la pelea que enfrenta a grandes y pequeños, federalistas y antifederalistas, a la hora de pactar un nuevo reparto de poder en Europa. Berlusconi, que el mes próximo presentará su propuesta "global" de compromiso, anunció que antes mantendrá entrevistas con José María Aznar y el polaco Leszek Miller, los dos líderes que mantienen las más duras reservas al proyecto de Constitución. Eso sí, el dirigente italiano advierte: "No quiero un compromiso a la baja" respecto a ese proyecto.
Al término de la cumbre de dos días celebrada en Bruselas, el primer ministro italiano hizo un llamamiento "a la responsabilidad de cada Estado para hacer los sacrificios necesarios" y, al referirse en concreto a España y Polonia, dijo que sus "comprensibles reclamaciones" son también "cuestiones difíciles que hay que afrontar". "Voy a hablar directa y profundamente con Aznar y Miller", agregó.
Italia, en todo caso, no es un intermediario totalmente objetivo. Junto a los otros cinco fundadores de la UE (Alemania, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda), defiende que el proyecto de Constitución redactado por la Convención sufra pocos cambios. Berlusconi avisó de que el mes que viene presentará una propuesta de compromiso "inspirada en el proyecto constitucional". De hecho, el borrador de conclusiones de la cumbre señala que las conversaciones bilaterales de la presidencia se harán "sobre la base del borrador elaborado por la Convención". A petición de Aznar, se añadió: "... y a la luz de las discusiones en la Conferencia Intergubernamental", es decir, a la vista de las posiciones que mantienen unos y otros.
El día anterior, el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, también advirtió, en referencia a España y Polonia, de que hay "un amplio apoyo" al capítulo constitucional según el cual las decisiones en el Consejo se tomarán por una mayoría de países que representen al menos al 60% de la población, una fórmula que rechaza el dúo hispano-polaco porque prefieren el reparto de votos del vigente Tratado de Niza, que facilita a ambos formar coaliciones de bloqueo. Danuta Huebner, ministra polaca de Asuntos Europeos, aseguró a este periódico que "en dos o tres semanas" habrá también un encuentro hispano-polaco en Madrid para concertar posiciones.
Aznar, menos duro
Aznar, que se ha mostrado menos duro en esta cita por su disposición al diálogo, insistió ayer: "Niza no es la Biblia y no pretendo que lo sea; digo que es mejor que la Convención, que tampoco es la Biblia y algunos pretenden que lo sea". Para el presidente español, el texto de la Convención "es peor" que Niza. "A partir de ahí", precisó, "estoy dispuesto a escuchar" siempre que se respeten "los equilibrios acordados en Niza".
Ahora, el papel del más duro en esta pelea ha quedado ya reservado al primer ministro polaco, Leszek Miller: "Niza es el único compromiso posible". Miller está levantando más que recelos entre los grandes y los fundadores. "Polonia tiene una actitud no europea", comentó el ministro belga de Exteriores, Louis Michel. "Estoy alarmado" por los polacos, añadió Jean-Claude Juncker, primer ministro luxemburgués.
Jacques Chirac, el presidente francés, prefiere ser menos pesimista. Ayer comentó que, aunque todo el mundo ha repetido en la cumbre sus puntos de vista, hay "una evolución en el buen camino", una actitud general "responsable". Para el líder francés, ni España ni Polonia buscan "el bloqueo" de la situación.
Ahora es Berlusconi quien tiene que encontrar "una solución para todos" tras escuchar las "reclamaciones" de cada cual. A su advertencia de que no presentará una propuesta "a la baja" con respecto al proyecto constitucional, los primeros ministros de Bélgica y Luxemburgo, Guy Verhofstadt y Jean-Claude Juncker, le añadieron ayer que no les parece razonable que vaya sumando por las capitales las quejas de cada uno para encontrar un denominador común. "No encontraremos la solución sumando posiciones nacionales", dijeron ambos, que en esta cumbre han actuado como portavoces de los seis fundadores.
El capítulo de la Europa de la Defensa quedó pendiente de cerrar, sobre todo por las suspicacias británicas y las presiones estadounidenses, pero al menos sí hubo aproximaciones más claras con respecto al futuro ministro europeo de Exteriores.
Incluso el Gobierno británico admite ya que puede tener un doble puesto -en el Consejo y en la Comisión-, pero prefiere reforzar el primero. El lanzamiento de la Iniciativa Europea de Crecimiento y la futura creación de una Agencia de Gestión de Fronteras han sido las dos decisiones tangibles de esta cumbre europea. En este segundo caso, habrá centros de control en Grecia y en España, concretamente en Algeciras.
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