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El fundador del GIL anima a los promotores y a los sindicatos a rebelarse contra el Gobierno andaluz

El ex alcalde de Marbella y fundador del Grupo Independiente Liberal (GIL), Jesús Gil, volvió ayer a hacer un llamamiento contra la legalidad urbanística en Marbella e insistió en que el PGOU de 1986, que según la doctrina de los tribunales es el vigente en la ciudad, "será una catástrofe".

Gil hizo una invitación muy directa a los promotores urbanísticos de la ciudad y a los sindicatos a que se rebelen y dio un dato para la alerta a cada uno de esos colectivos. "Con el plan de 1986 se paralizarán 160 promociones y habrá 62.000 personas de fuera que vienen todos los días a trabajar e irán todos al paro". "Yo no tengo ninguna promoción y a mi nadie me va a parar nada, pero los promotores y los sindicatos se tendrían que espabilar", advirtió, y explicó que "Marbella vive del turismo y la construcción, a ver si se quieren enterar ya".

Gil negó haberse reunido en los últimos días con promotores e inversores de la ciudad para tramar presiones que tendrían por objeto conseguir la aprobación del PGOU que él redactó en 1998 y que la Junta vetó en tres ocasiones, la última de las cuales, en julio, requería al consistorio a iniciar desde el principio la revisión del planeamiento y elaborar uno adaptado a la nueva ley del suelo. "Yo no he tenido reunión con ningún promotor, que se resuelvan ellos los problemas que tienen, ellos sabrán lo que tienen que hacer, yo no soy quien, me he desvinculado totalmente de la política", dijo.

El ex alcalde dirigió también sus advertencias al nuevo equipo de gobierno tripartito del que forman parte los concejales de del GIL más afines a él. "Si con Julián [Muñoz] estaban las cosas mal, con éstos parecido", dijo, e insistió en que él no tiene "nada que ver" con el gobierno municipal que preside Marisol Yagüe. Y también a éste hizo una advertencia en tono subversivo: "si van de buenos chicos y con la cabeza baja, Chaves les va a dar por aquí".

Gil acusó al presidente de la Junta de "haber perseguido cobardemente a la ciudad de Marbella para asesinarla". Y habló también de la asfixia económica que en su opinión supondría para el consistorio acatar la política urbanística de la Junta. "Cuando yo estaba el patronato de recaudación nos daba 1.000 millones y nosotros gastábamos 1.700, y ahora, o se baja a la mitad la calidad de vida, o se suben al doble los impuestos, pero yo quiero recordar que mientras he estado nadie ha tenido que pagar una pesetas para los paseos marítimos ni para nada".

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