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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La 'lista' de Orwell

En EL PAÍS del día 13 de octubre, lunes, se ha publicado un artículo asombroso, La lista negra de Orwell, cuyo autor, según se nos informa, es profesor de Literatura en la Universidad de Pensilvania.

En lo anecdótico, resulta esperpéntico que pueda decir que Orwell "fue gravemente herido en un atentado comunista contra su vida" durante su estancia en España. Es sobradamente conocido que el miliciano Orwell resulto herido en el cuello por una bala franquista, mientras luchaba en el frente de Huesca con la División 29 de las fuerzas republicanas, dirigida por miembros del POUM. Él mismo lo cuenta con todo detalle en Homenaje a Cataluña, publicado recientemente en Clásicos del Siglo XX de EL PAÍS, cuya lectura recomendamos al autor de dicho artículo.

Mucho más grave es el resto de juicios que incluye. Por ejemplo, que Orwell fue un converso político, que pasó de un extremo a otro del espectro, es sencillamente una rotunda falsedad. Basta leerle en los años treinta (El camino de Wigan Pier) y comparar con los textos de la etapa final de su vida para comprobar que en todo momento Orwell se consideró un socialista democrático, que nunca apoyó al comunismo soviético y fue un rotundo defensor de las libertades civiles. No se convirtió en un nuevo defensor de los valores democráticos al final de su vida, siempre lo fue.

Esa invención le resulta oportuna a José Miguel Oviedo para su tesis de una lista negra que Orwell habría confeccionado, inventándose literalmente que hubiera "recomendando la vigilancia de ciertos sospechosos" o "aceptase ser un pequeño elemento en los engranajes burocráticos del Gobierno". La cuestión es bastante más sencilla, y se conoce desde hace décadas, frente a quienes venden la existencia de un descubrimiento escandaloso efectuado por Timothy Garton Ash. Nunca existió una lista negra. Orwell simplemente comunicó a su amiga Celia Kirwan algunos nombres con los que se podía contar para determinadas actividades de denuncia del estalinismo y una lista de gente con la que no se podía contar. En su carta a Kirwan de 6 de abril de 1949 dice textualmente que le proporciona una lista de intelectuales "con los que no se podía contar para una propaganda semejante". Hablar de delación es sencillamente una estupidez, sobre todo si se tiene en cuenta que las opiniones de esas personas eran suficientemente conocidas, que se sabe el motivo por el que hizo la relación y que nadie parece que tuviera la intención de utilizarla, ni la utilizó, para ninguna clase de represalia. Conociendo las opiniones de Orwell, no es posible presentarle como un macartysta. Y el autor no es nada inocente al utilizar la expresión lista negra.

Oviedo considera que Orwell, "pese a detestar las listas negras del estalinismo", preparó una él mismo, lo que le pondría a la misma altura moral de sus enemigos. Aclarado lo de la lista, aclaremos al "experto en Orwell" que el estalinismo no fue una fábrica de listas negras, sino de asesinato político, de dictaduras y de represión masiva de la población. Son sobradamente conocidos los procesos de Moscú, el Gulag y el nombre del campo de Kolima. En nuestro propio país, Andreu Nin y otros poumistas y anarquistas no fueron incluidos en ninguna lista negra, sino secuestrados y asesinados.

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